La crisis migratoria de Ceuta ha dejado numerosas imágenes impactantes, no son más que el reflejo de la cruda realidad de lo que allí estaba pasando. Miles y miles de habitantes de Marruecos luchando por alcanzar territorio español a través del mar, y muchos arriesgando su vida de la peor manera.
Tal como la del submarinista de la Guardia Civil, que rescató a un bebé del agua, y que se hizo tan viral hace pocos días, recibiendo una ola de alabanzas.
Otra imagen icónica que lleva circulando en las redes, ha sido la de Luna Reyes, una joven madrileña y voluntaria de la Cruz Roja, abrazando a un joven inmigrante, después de salvarle la vida.
Una cámara de la agencia Reuters grabó toda la secuencia, en la que se ve cómo lo atiende junto a un militar, ayudándolo a expulsar toda el agua que había tragado. Una escena que impresiona.
Después, en un gesto de admirable empatía, lo sostiene y lo ayuda a sentarse en una roca, donde le da de beber. Lo tranquiliza y le pregunta si está bien, mientras le acaricia el cuello. Es entonces cuando él rompe a llorar y ella responde instintivamente abrazándolo para calmarlo.
Al fondo se escuchan los gritos de otro inmigrante, al que soldados y guardias civiles llevan a la fuerza para devolverlo a Marruecos.
Luna fue una de las decenas de personas que colaboraron en las labores de rescate de los inmigrantes que llegaron en masa a Ceuta, no solo salvándoles la vida, sino también dándoles el consuelo que necesitaban tras llegar exhaustos a la playa.
Pero en lugar de recibir los aplausos que merecía, tristemente, ha sido objeto de comentarios racistas, machistas y xenófobos, totalmente repudiables y llenos de odio, provenientes en su mayoría de la extrema derecha.
Queriendo ver otras cosas donde no hay más que solidaridad y humanidad, la han acusado de postureo, dando además connotaciones sexuales al inocente abrazo de la joven.
“Lo vas a pagar caro”, “Te lo querías follar” o “Europa no es una ONG”, fueron algunos de los comentarios lapidarios que recibió en sus redes.
La joven de 20 años, que estudia Integración Social y que realiza prácticas en la Cruz Roja, se vio obligada a cerrar sus redes sociales, especialmente después de lo que una periodista y un dirigente del partido de ultraderecha Vox, escribieron en Twitter.
«Pocas imágenes reflejan mejor la decadencia moral: Oenegista abrazando a un ilegal tras pasar 4 minutos en las ‘gélidas’ aguas mediterráneas, y él aprovechando la turgencia de sus senos», publicó Cristina Seguí.
Mientras que el europarlamentario de Vox, Hermann Tertsch, no se quedó atrás y tuiteó:
«La víctima y la salvadora o el abusador y la idiota. Toda una representación de Europa haciendo el gilipollas».
Es realmente vergonzoso que por mostrar su lado más solidario para con el prójimo, haya recibido tal avalancha de insultos, descalificaciones y burlas. Por lo que ella se limitó a responder:
«Ayuda humanitaria no es quitarse a las personas de encima, es atender sus necesidades y más en estas condiciones».
“¡Solo le di un abrazo!… Dar un abrazo a alguien que pide socorro es lo más normal del mundo”, agregó.
Ahora una campaña, con el hashtag #GraciasLuna, intenta llenarle de ánimo y de agradecimiento por su trabajo y su gran humanidad, no sólo a ella, sino a tantas otras «Lunas» que existen en el mundo apoyando, luchando y haciendo tanto bien.
Las redes sociales se han invadido de mensajes y muestras de apoyo a Luna
«#GraciasLuna, por enseñar al mundo el significado de las palabras humanidad y empatía. Y por ser el cobijo, en un momento tan duro, de personas que están sufriendo. Pase lo que pase seguiremos cerca de las personas que más nos necesitan», escribieron desde la Cruz Roja Española.
La lluvia de críticas contra Luna ha conmocionado al mundo entero, nadie puede creer que en medio de una situación tan dramática para esas pobres personas, que no son más que víctimas de los gobernantes -y ante la que una joven solo decide poner un granito de arena con empatía y sensibilidad-, salga trasquilada por la presunta índole sexual de su gesto.
Cuando fue entrevistada por los medios, no pudo evitar emocionarse al recordar el momento:
«Los militares que estaban allí me decían que era un cuento, que no le creyera… Pero era un chico desesperado pensando que su amigo se moría… Se intentó dar con piedras en la cabeza porque estaba viendo que los devolvían a todos y se quería matar».
Agregó que intentó llevarlo consigo a los pabellones para darle atención pero que se lo arrebataron en la frontera.
“No dejaba de abrazarme, se pegaba a mí como una lapa y solo lloraba. Nunca me voy a olvidar de su mirada de desesperación, de querer quedarse y de necesitar a alguien que lo ayude», concluye sin poder contener las lágrimas.
Saber que el mundo cuenta con ángeles como Luna nos devuelve la esperanza. Sin embargo, es preciso que levantemos la voz para parar tanto odio en las redes. Aunque la crisis migratoria tiene sus responsables, el gesto de esta joven debería ser aplaudido y replicado, jamás lapidado. ¡Comparte!