La tercera edad debería ser la etapa de la vida en la que las personas puedan dedicarse al descanso y la reflexión, y a poder hacer todo aquello que se dejó de lado para dedicarse a otras cosas. Pero no siempre ocurre así, como sucede con una ancianita en Chile, lo que le ha tocado vivir causó mucha tristeza y preocupación a los usuarios de las redes sociales.
Merece tener una vejez digna
María es una mujer chilena de 75 años de edad que por mucho tiempo ha vivido sola en la comuna de La Florida en la ciudad de Santiago, y desde que comenzó la pandemia su economía fue empeorando poco a poco, pero desde hace unos seis meses la situación se ha agravado en extremo.
“Duermo sentada en un consultorio porque no tengo cama”, dijo la desamparada mujer.
Recientemente, se dirigió al Banco del Estado de su país con la esperanza de que pudieran darle la información de si podría beneficiarse de alguna de las ayudas que el estado está ofreciendo a la población.
Sin embargo, no ha tenido suerte, en algunos casos no aplica y cuando así ha sido, no se enteraba a tiempo y los plazos para postular habían terminado.
“A la clase media le toca ahora, me dijeron. No he recibido ningún bono», expresó con tristeza la desvalida anciana.
Necesita con urgencia dinero, hasta ahora solo cuenta con 178 dólares mensuales que recibe por concepto de Pensión Básica Solidaria de Vejez. Con esa cantidad es imposible alquilar una habitación para poder descansar como debe ser, y tiene que hacerlo sentada.
«No tengo otra opción. Si me gasto la pensión, en una noche o dos ya me quedaría sin dinero. Lo hice hace dos meses, en Estación Central que es lo más barato, tuve que pagar 28 dólares por una sola noche. Por eso ahora me las arreglo así», aseguró María.
Las noches para ella no son nada confortables, cuando el sueño la vence es que puede descansar un poco, pero siempre amanece con mucho dolor en su cintura, producto de la incómoda e inadecuada posición. Las penurias de la solitaria María no son solamente para dormir sino para cualquier actividad normal del día a día.
No tiene donde acudir porque dice que no tiene familia, algunas personas que conocen su situación actual le dan algo de comida. Pero su propia inestabilidad en cuanto a no tener un lugar fijo donde permanecer, hace que se haga difícil ubicarla para llevarle cualquier ayuda.
“Es un poco difícil porque estoy por aquí y por allá. Aquí en el barrio podría ser, con alguna vecina, no se me ocurre cómo», agregó la solitaria pensionada.
El caso de María fue compartido en las redes sociales con la esperanza de que las personas se solidaricen con ella y los órganos del estado chileno, a quienes les compete, puedan prestarle el apoyo que tanto necesita. En la situación de pandemia que se vive y la edad de la mujer, no es conveniente que siga viviendo de esa manera.
Comparte esta historia con todos tus amigos, para que rápidamente llegue la ayuda a María y pueda tener un sitio seguro y cómodo donde descansar y alimentarse.