Algunas personas suelen juzgar y señalar a otras por su apariencia sin intentar siquiera conocerlas, y eso los lleva a rechazarlas a priori por prejuicios y percepciones que, en su mayoría, nada tienen que ver con lo que realmente son. Algo similar vivió una joven mujer en Brasil y lo que decía una extraña carta dejada en su puerta la dejó consternada.
Jamás pensó ser señalada por su ropa
Ana Paula Benatti es una joven de 22 años de edad que vive en un edifico en Iguatemi, distrito de Maringá, Brasil. Todos los días sale puntualmente y muy animada a cumplir con las responsabilidades que tiene en el área de Cuidados Intensivos del hospital donde labora.
En días recientes justo cuando regresaba de su trabajo, después de una larga jornada, llegó a su casa con el deseo de ducharse y tomar un merecido descanso y se encontró con una solitaria carta que le habían dejado debajo de su puerta, y no sabía exactamente quién la había dejado allí. Al abrirla, sus ojos no podían creer lo que estaba viendo.
“Vengo a compartir con ustedes la carta que estaba debajo de mi puerta hoy. Calumnia, difamación, acoso, persecución. Estoy totalmente conmocionada por lo ocurrido, tomaré las medidas adecuadas. Quien pueda compartir para divulgarlo. ¡Asco!”, expresó con asombro Ana Paula.
En el momento la trabajadora hospitalaria no podía entender lo que estaba ocurriendo, era la primera vez en su vida que vivía una experiencia como esta, y estaba segura de que ella no lo merecía porque jamás había actuado de forma incorrecta hacia los vecinos.
“Señora del 102, nos gustaría que tuviera la modestia y la decencia de usar ropa adecuada en las instalaciones de la comunidad. Aquí viven personas de familia, así que por favor tenga respeto. Cambie la forma en que se comporta en este lugar o hablemos con el dueño de apartamento”, se leía en el contenido de la carta.
Sin saber exactamente quién había colocado la desagradable nota, se quedó pensando qué acción debería tomar, en principio no quería prestarle la menor atención y seguir como si nada, pero después de analizar bien la situación se dio cuenta de que era necesario reclamar sus derechos y sentar un precedente, por eso el pasado 07 de mayo lo publicó en sus redes sociales.
“Cuando leí la carta pensé: voy a fingir que no pasó, voy a seguir con mi vida. Pero después pensé ¿Qué hice, algo malo? Quería dar a entender que era una prostituta. Trabajo en la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital”, expresó la joven.
Después de su reclamo, las personas a cargo de la comunidad o condominio se solidarizaron con ella y le manifestaron que les informarían a todos los vecinos sobre lo sucedido. Por su parte, Ana Julia, en compañía de su abogado solicitará que le sean mostradas las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del circuito cerrado del día que recibió la carta, para averiguar quién la colocó cuando ella no estaba.
No dejes de compartir este polémico caso con todos tus amigos, para que recordemos que la sana convivencia comienza con el respeto entre las personas.