Gastón Fernández y Daniel González se convirtieron en verdaderos ángeles para Bianca, una dulce niña que fue abandonada en el hospital cuando solo tenía tres años de edad.
La pequeña padecía de leucemia linfoblástica aguda, además, presentaba un retraso madurativo. No fue sino hasta que Gastón, quien trabajaba como pediatra en el Hospital Notti, en Argentina, se enteró del caso de la niña.
“En la guardia me contaron que había finalizado una de las etapas de quimioterapia, que se encontraba estable y que estaba sola”. Recuerda Gastón.
La pareja estaba recién casada y tenían la idea de tener hijos a través de una subrogación de vientre fuera del país.
Gastón rápidamente llamó a su esposo para contarle sobre el caso de la niña, sin dudarlo, se acercó al hospital, desde el primer encuentro quedaron encantados con Bianca por lo que hicieron todo lo posible para quedársela legalmente.
Bianca fue adoptada el 17 de agosto de 2012.
Tras una larga lucha, finalmente Bianca Delfina González Fernández, la pequeña niña que pasaba sus días luchando por su vida en el hospital había sido adoptada por una pareja que se encargaría de hacerla la niña más feliz del mundo. Gastón agregó:
“Nunca voy a olvidar cuando nos llamaron del Registro de Adopción, aceptamos casi con desesperación”.
Los siguientes dos años no fueron fáciles, Gastón y Daniel pasaban sus días en el hospital, Bianca había recaído, una vez más debió luchar contra las quimios.
Afortunadamente, logró ganar la batalla demostrando que tenías enormes ganas de vivir y compartir con los padres que le habían dado una nueva oportunidad.
Hoy día Bianca tiene once años de edad y es una niña completamente sana y feliz, vive rodeada del amor de sus padres y disfrutando de una familia que la describe como un “bombón de ser humano”.
“Somos felices y aprovechamos cada minuto al máximo con este regalo maravilloso. Es dulce, es tierna, y claro también manipuladora, hace lo que quiere con nosotros. Es muy activa, va a la escuela, a gimnasia, a natación, y su vida social es muy hermosa”. Agregó Gastón.
La pareja ha decidido contar su historia después de casi nueve años de silencio no solo por respeto a su hija, sino para recordar que ser padres es la más grande responsabilidad que el ser humano puede tener.
“Ser papá no es un título, es un vínculo que se gana día a día y para el resto de nuestras vidas”.
Después de un pasado difícil nos alegra saber que disfrutan de un presente feliz lleno infinitas bendiciones. Gracias por ser esos seres de luz y amor que la pequeña necesita.
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