Cuando se desea cuidar y sacar adelante a la familia no hay ningún obstáculo que sea lo suficientemente grande para no sortearlo. Tal como ha demostrado un trabajador y perseverante joven quien, con tan solo 16 años, puso todo su empeño en conseguir agua potable para su familia.
Ama a cada miembro de su familia y haría todo por ellos
En la aldea Farías, en Argentina, Rodrigo Farías, un joven de 16 años, vivía con sus padres y sus 14 hermanos. En su gran familia, cada uno de los integrantes tiene asignada su propia tarea y él es el encargado de cuidar de la huerta de su hogar.
“Mi hermano más chiquito se encarga de dar de comer a las gallinas, Vilma, otra hermana, es la que cuida los animales y yo me encargo de la huerta, que aprendí de mi madre a quien siempre acompañaba”, comenta el joven.
Además, Rodrigo es un excelente estudiante de la escuela rural secundaria número 14, “Palmas de Yatay”, ubicada en el Departamento Villaguay, a aproximadamente 4 kilómetros de distancia de su casa.
Todos los días, Rodrigo acudía por las mañanas a su escuela y, por la tarde, volvía a casa para ayudar a su madre a sembrar y regar las plantas de la huerta; por su parte, su padre se dedicaba a elaborar sillas, mesas y otros artículos de madera.
Pero la vida de este joven cambió inesperadamente a finales del año 2019, cuando su madre y su hermano perdieron la vida a causa de un accidente automovilístico. Por supuesto, fue una gran pérdida, pero decidió honrar el legado de sus familiares a través de su arduo esfuerzo.
Rodrigo se propuso sembrar más vida en la huerta familiar, incrementando la superficie sembrada de la propiedad. Conseguir las plantas y semillas para su gran objetivo fue sencillo, pero tenía un gran problema: abastecer de agua a su siembra.
En su localidad solo hay agua salada
La familia de Rodrigo debía acudir al centro de su localidad, cargando pesados depósitos para conseguir agua potable para beber y para sembrar debía hacer lo mismo, hasta que se propuso encontrar una solución.
Utilizando solo sus manos y una pala, Rodrigo construyó un poso de 6 metros de profundidad, que complementó con un sistema de bombeo manual que elaboró con una vieja llanta de bicicleta y una polea.
Afortunadamente, su trabajo dio frutos y consiguió encontrar agua dulce. Gracias a esto, su familia ya cuenta con agua y no tendrá que seguir llevando pesados baldes hasta su cosecha.
“Fue lindo ver que pude lograrlo”, señaló el joven.
Sin duda, no existen los límites cuando las personas están dispuestas a dar todo de sí, utilizando su ingenio y creatividad, como lo demostró Rodrigo. ¡Enhorabuena por este joven tan talentoso!
¿Qué harías tú para ayudar a tu familia? Comparte y déjanos tus comentarios.