Paul Wynn era un padre de familia que perdió la vida durante su boda mientras la madre de sus hijos caminaba hacia él con el vestido de novia. Meses atrás, Paul había sentido unos extraños síntomas.
Desde comienzos de mayo, sangraba constantemente por su ombligo y una serie de exámenes reveló que tenía tres hernias.
En aquel momento pensaron que todo podría solucionarse, pero al día siguiente otra prueba reveló que Paul tenía cáncer de páncreas.
Paul y la madre de sus hijos tenían planes de casarse el 16 de julio. En cuanto supieron de su delicado estado de salud, tomaron la decisión de adelantar la boda para el 25 de junio.
Juntos tienen 5 hijos y se encontraban ansiosos por tener un hermoso casamiento para celebrar su amor junto a toda la familia.
Durante las siguientes semanas, Paul comenzó a perder cada vez más peso y se sentía terriblemente débil. Una semana antes de la boda acudió al médico y le dieron noticias aún peores.
El cáncer ya se había propagado por todo su cuerpo y calculaban que le quedaban entre seis semanas y dos meses de vida.
Fue una noticia devastadora pero la familia se consoló al pensar que todavía podrían darle a Paul la boda de sus sueños.
Cuando llegó el gran día, Alison Wynn comenzó a caminar por el pasillo al altar de la mano de su hijo mayor.
Frente a ella, Paul la esperaba en una silla de ruedas, pero nunca llegó a recibirla. Perdió la vida en ese momento.
“Cuando llegué hasta él, lo llamé por su nombre un par de veces. Él no respondió. Me di cuenta de que algo estaba muy mal”, explicó Alison.
Los paramédicos intentaron revivirlo con resucitación cardiopulmonar y un desfibrilador, pero todo fue en vano.
Paul ya había partido. Alison y él estuvieron juntos por más de 20 años y jamás imaginaron que las cosas acabarían de una manera tan trágica. En cuestión de meses recibieron el terrible diagnóstico y todo se vino abajo.
“Si hubiese sabido que nos quedaba aún menos tiempo, habríamos hecho la boda antes. No tuvimos tiempo de nada. Él nunca recibió tratamiento”, dijo Alison.
Lamentamos la partida de Paul y acompañamos a su familia en estos momentos tan dolorosos. Su historia es un duro recordatorio que debemos aprovechar nuestra vida al máximo y disfrutar de cada momento que pasamos junto a nuestros seres queridos.
Nunca sabemos cuándo será nuestro último día, por eso es tan importar valorar cada minuto y expresar nuestros sentimientos a los seres que amamos.