Dormía en el suelo, junto a sus 8 hijos con la esperanza de poder ofrecerles la calidad de vida que se merecían y con la desilusión de haber perdido su fuente de ingresos, eso era la situación de una humilde mujer.
Pero afortunadamente, la solidaridad se hizo presente para ayudarla recordándonos que los buenos somos más y que siempre se puede hacer la diferencia. Necesitamos un mundo así, más empático, más sensible, sobre todo en estos tiempos.
A raíz de la pandemia de coronavirus ha sido necesario aplicar medidas de seguridad dentro de los hogares para prevenir al máximo el contagio. La enfermedad no hace distinciones y afecta a las familias de todo el mundo, sin embargo, es aún más letal cuando no se tienen los recursos suficientes para cuidarse.
Esto lo sabe bien una abnegada madre de 8 hijos que vive en terribles condiciones en una favela popular ubicada en Belo Horizonte, Brasil, en donde muchísimas familias carecen de los suministros básicos para tener una vida digna. Su nombre es Fernanda Moreira da Silva y, cuando menos lo esperaba, todo cambió.
Fernanda es una de las miles de personas que han perdido su empleo a causa del coronavirus. Sin ingresos, cada día tenía que dejar solos a sus 8 hijos para poder conseguir al menos unas monedas con las cuales comprar algo de alimentos para subsistir.
El menor de los niños tiene solo 5 años
En casa la aguardaban con ansias sus pequeños. Ellos permanecían recluidos en un mínimo espacio en el que no podían tener ninguna clase de aislamiento pues vivían hacinados, teniendo su dormitorio, cocina y sala de estar en el mismo sitio.
La casa de la familia estaba a punto de derrumbarse, eran solo montones de ladrillos viejos los que componían la antigua construcción. Además, únicamente contaban con un baño improvisado y eso les imposibilitaba acceder a agua potable para siquiera lavarse las manos.
La pobreza en estas favelas es tan grande que no tienen acceso a productos elementales para su cuidado como el jabón
La situación problemática de esta familia aumentó cuando Fernanda fue dejada a su suerte por su esposo, quien se marchó sin dejar rastro alguno y sin preocuparse por el bienestar de sus pequeños.
Pero, afortunadamente, Fernanda y su familia han podido tener un nuevo comienzo después de que su historia se diera a conocer gracias a un reportaje hecho por un medio de comunicación de su país.
Los niños dormían sobre viejos colchones y Fernanda sobre una manta que colocaba directamente sobre el suelo
De inmediato, miles de personas de buen corazón se sumaron para apoyar a esta familia que tanto lo necesita. El primer paso fue dotarlos de un baño con agua y jabón, construcción que fue posible gracias a una donación de 400 dólares con la que se pudo, además, bendecir con trabajo a albañiles desempleados de la misma zona.
Posteriormente, la vieja construcción fue reemplazada por completo. Se deshicieron de todos esos viejos ladrillos a punto de caerse para colocar paredes firmes y un techo seguro, pasando de tener una sola habitación a 4 espacios diseñados por los especialistas de la construcción Isabella Rodrigues Vianna Fornaciari y Martuse Gontijo quienes promovieron una recaudación de fondos.
Además de las habitaciones, ahora cuentan con espacios designados únicamente para la cocina, una sala de estar y un hermoso baño dentro de casa, con duchas, jabón y agua caliente.
“Vamos a vivir como Dios quiera. Pero solo sabiendo que mis hijos ya no duermen en el suelo y que hay un baño en la casa, estoy tan feliz”, señaló Fernanda.
Fernanda permanece desempleada, pero seguramente también será bendecida con un buen empleo con el cual poder cuidar de sus amados hijos.
Sin duda, todos podemos aportar un granito de arena para cambiar la vida de quien más lo necesita. Por eso, nunca dudes en brindar tu ayuda para que más niños puedan tener la vida digna que merecen.