Hay personas que discapacitadas que no tienen acceso a una silla de ruedas, y que tampoco podrían usar una convencional porque viven en zonas rurales con terrenos por los que es sumamente difícil circular.
Janna Deeble, de 23 años se motivó a ayudar a los más pobres que no tienen cómo pagar una silla de ruedas para trasladarse desde que sufrió un accidente que lo dejó paralizado varios meses.
SafariSeatmes un producto creado por Janna, es una silla de ruedas que se ensambla con facilidad, y tiene una suspensión especial para facilitar su uso en terrenos irregulares o rústicos típicos de las zonas rurales de África en las que viven las personas beneficiadas con la iniciativa.
El diseño de la silla surgió para cambiar las condiciones y mejorar la calidad de vida de las personas discapacitadas más desfavorecidas de África.
Janna sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas durante unos meses, en esa época tuvo que enfrentarse a las adversidades de no poder desplazarse por sí mismo. Reflexionó sobre aquellos que no tienen acceso a los recursos que permitan su adaptación al entorno a pesar de su discapacidad y decidió ayudar.
Él vivió en carne propia lo que es depender de una silla de ruedas para desplazarse, y aunque pudo ser indiferente al dolor ajeno y superó su condición de salud, se sensibilizó con los más desfavorecidos.
Un gesto solidario que traspasa fronteras
Sabía que en los países desarrollados no era sencillo vivir con discapacidad, pero en sitios como África, era todo un desafío tener una vida digna. Así que Janna, criado en Kenia, comenzó a materializar su idea de crear una silla de ruedas que pudiera usarse en terrenos rústicos.
Finalmente nació SafariSeat, una marca creada sin fines de lucro, solamente con la motivación de mejorar la calidad de vida de quienes tienen menos oportunidades.
A Janna lo único que le importa es colaborar a través de su proyecto, así que en Internet ofrece los planos de la silla de ruedas y las instrucciones del ensamblaje para que cualquiera tenga acceso a ella.
Es una herramienta económica, se puede armar con piezas de bicicletas viejas y en caso de que necesite ser reparada, puede arreglarse con poco dinero.
El joven emprendedor y altruista utilizó partes de bicicletas para construir las sillas de ruedas que luego les regalaría a personas discapacitadas en África que no tenían cómo movilizarse.
Mejora vidas y contribuye con el cuidado del ambiente
Además de todas las ventajas de la silla de ruedas SafariSeat, también promueve el cuidado ambiental. Para fabricarlas usan materiales reciclados, la mayoría son partes de bicicletas que se adaptan a un soporte.
Los usuarios de la silla pueden desplazarse por la jungla, sobre el asfalto, desierto o en cualquier superficie sin preocuparse. Es maravilloso que puedan trasladarse en cualquier lugar, a pesar de que nadie se preocupa por hacer su vida más fácil, al menos alguien tuvo un gesto especial con ellos.
La silla SafariSeat cuenta con un sistema de suspensión que hace que sus ruedas se mantengan adheridas al suelo aportando mucha estabilidad.
Janna no solamente se limitó a hacer un donativo ofreciéndoles dinero a esas personas o sillas convencionales, él realmente se preocupó por crear una solución para los problemas de quienes no tienen recursos económicos y sobreviven en zonas rurales que no cuentan con los servicios básicos ni con buena vialidad.
Es admirable lo que este joven logró con su proyecto y cómo está mejorando notablemente la calidad de vida de tantas personas, porque incluso fuera de África otros han tenido la oportunidad de replicar el modelo de la silla de ruedas descargando el material que dejó en Internet.
Entre los planes del creador del proyecto no está hacer negocios con la marca, es un acto solidario que ha querido tener para aportar al mundo sus conocimientos e inspirar a otros con su empatía. Aplaudimos el ejemplo de Janna.