Una niña demostró con un gesto de solidaridad la nobleza que hay en su corazón y que se fortalece gracias al respeto y empatía con el que la crían sus padres.
Hailey Ford, vive en el condado de Kitsap, en Washington, Estados Unidos, y se ha dedicado a construir 11 pequeños huertos y cabañas para poder ofrecerles alimentos a las personas de su comunidad que no tienen recursos para satisfacer sus necesidades básicas.
Todo comenzó cuando la pequeña Hailey, quien en ese entonces tenía seis años, caminaba junto a su madre cuando encontraron a uno de sus vecinos, un hombre llamado Edward, y por petición de la niña, le regalaron un sándwich.
Tiempo después, conocieron a Billy Ray, un veterano que vivía en condiciones de extrema pobreza. La niña quería ayudarlo y se afligió mucho cuando su madre le explicó que tenían recursos limitados y no podían ayudar a todas las personas que no necesitaran.
Desde ese momento, Hailey tuvo la idea de sembrar alimentos para poder ofrecerlos a los más desfavorecidos.
Primero, la niña se preparó estudiando sobre agricultura, comenzó a sembrar en su jardín y después de unos meses tenía patatas, soja, zanahorias y otras hortalizas.
Billy Ray, el veterano, fue la primera persona en beneficiarse con el proyecto solidario de la niña, fue la primera de muchísimas personas que ahora reciben ayuda.
La niña cosechaba los alimentos, los lavaba y empaquetaba para que todos los que los necesitaran pudieran recibirlos.
Muchos de sus vecinos están agradecidos con su generosidad que alivia la crisis que viven en sus hogares y que les impide adquirir la canasta básica.
Pero para Hailey no era suficiente darles alimentos, ella comenzó a fabricar cabañas pequeñas en las que las personas que no tenían nada para comer también pudieran vivir en un techo digno.
Al conocer que la situación de muchos era tan precaria que dormían a la intemperie, la niña le dijo a su madre: “No pueden dormir en la calle. La gente necesita tener una casa”.
La señora Ford estaba consciente de que no podían darles viviendas a quienes la necesitaran, así se lo transmitió a la niña quien buscó una alternativa.
Hailey recibió un descuento importante al momento de adquirir los materiales de construcción que usaría y compró en la tienda Lowe’s.
La familia de la niña se sorprendía con su determinación, le donaron madera y un pequeño terreno para que hiciera su labor solidaria.
Ahí construyó cabañas, que incluso tienen un calentador. La primera la terminó acompañada por 23 de sus vecinos, estaban orgullosos del proyecto con que el que la niña logró construir sólidas casitas.
Para Hailey no hay límites, la tienda Lowe’s se unió a su labor comprometiéndose a seguir ayudándola con importantes descuentos en los materiales que requiera para construir nuevas cabañas. Muy pocas personas han logrado lo que Hailey a su corta edad ha hecho gracias a su gran motivación por ayudar.
Han transcurrido cuatro años desde que comenzó su proyecto, su madre nunca imaginó que lograría cambiar la vida de tanta gente.
Y eso no es lo único que ha hecho Hailey, también, recibió una donación de productos de higiene femenina para que lo distribuyera entre las mujeres más necesitadas de su comunidad.
Hailey dijo con humor que la han llamado “Santa Claus”, está muy emocionada por la inspiración que les ha dado a otros.
Cada vez más personas se suman para ayudarla, hace poco recibió una donación de 3.000 dólares que usó para comprar alimentos para los niños sin hogar.
No hay ninguna limitación para ayudar, ningún gesto es pequeño cuando se tiene la voluntad de hacer el bien y cuando tenemos un corazón sensible ante el dolor o necesidad de los demás.
Ser generoso es gratificante, hay que agradecer estar del lado del que puede tender una mano amiga y no dudar en hacerlo. La vida siempre lo retribuirá.