A su corta edad, una niña transforma desechos de cacahuetes en macetas que son totalmente biodegradables ofreciendo un valioso aporte contra la contaminación.
La tendencia de reciclar y reutilizar afortunadamente crece cada vez más, muchas personas han creado consciencia sobre la importancia de cuidar nuestro ecosistema. Las consecuencias de la pandemia, y los cambios favorables de la naturaleza tras el confinamiento de la población de casi todo el mundo, sirvieron como reflexión para cambiar hábitos perjudiciales para el planeta.
Reciclar y reusar impide que miles y miles de artículos sean desperdiciados y arrojados a ríos, lagos, océanos, áreas verdes o carreteras.
Srija A., de 14 años, es una niña de la ciudad de Telengana en La India que fabrica macetas biodegradables usando como materia prima la cáscara del maní.
Ella centró sus esfuerzos en promover la plantación de árboles en su escuela en diferentes lugares de su comunidad. Se alarmó cuando un día, mientras escarbaba en la tierra para plantar un árbol encontró un saco de plástico en el suelo.
“Inmediatamente me di cuenta de que el saco plástico pertenecía a una de las anteriores campañas de plantación de árboles en jóvenes del colegio. No quería que esto siguiera ocurriendo cada año, así que empecé a pensar en una solución sostenible para sembrar plantones”, contó Srija a un medio de comunicación local.
Así fue como se motivó a diseñar y fabricar macetas que fueran completamente biodegradables, en la región de Gadwal, donde está la ciudad de Telangana, generalmente hay grandes cosechas de cacahuetes, por lo que también se generaban los desechos de muchas cáscaras.
“Normalmente, las cáscaras se muelen hasta convertirse en polvo o se convierten en pulpa y se usan como abono. Con la ayuda de mi mentor y profesor de matemáticas, Augustien P., aprendí que las cáscaras son ricas en fósforo y calcio”, dijo Srija.
El cacahuete se desarrolla en la capa superior de la tierra, retiene el agua y se descompone gradualmente. Así que Srija decidió usar estos residuos como materia prima en la fabricación de las macetas que además de ser biodegradables, les ofrecen nutrientes a las plantas.
En su primer intento no tuvo éxito porque la maceta resultó muy frágil, dijo Srija.
El profesor de la niña la ayudó a que la maceta fuera más resistente haciendo ajustes en la técnica de la fabricación y agregando otros materiales sostenibles.
El objetivo de esta iniciativa es acabar con el plástico en la plantación de árboles y finalmente Srija y su profesor se sintieron satisfechos con los resultados de su trabajo.
“Una vez que la maceta era lo suficientemente robusta, Srija agregó un poco de tierra y plantó un árbol de neem. Lo sembramos bajo tierra en la escuela y lo vigilamos regularmente para determinar el tiempo que tardaría en desintegrarse”, dijo el profesor Augustien.
La idea de Srija fue respaldada por la empresa T-Words en Telangana, y ofrecieron un plan modelo para fabricar la maquinaria que pueda ayudar a la niña a aumentar considerablemente el límite de creación y producción.
“He estado haciendo de cinco a seis plantadores cada día a mano y he plantado con éxito 80 arbolitos. Pero, con la maquinaria, puedo aumentar la capacidad de producción y hacer 10.000 macetas en un corto tiempo”, dijo Srija.
Resaltó que cuando las próximas campañas de plantación de árboles de las escuelas de la comunidad en la que vive Srija se lleven a cabo, abastecerán a todos los centros educativos con las macetas biodegradables.
Es admirable que, a su corta edad, Srija haya logrado ejecutar un proyecto tan exitoso y con tantos beneficios para el mundo. Ojalá que sea replicado en muchos países, sería un gran aporte contra la contaminación que nos acecha.