Los padres de dos niños de 4 y 5 años recibieron una noticia que les cambió la vida y que los convirtió en representantes de la lucha contra el cáncer infantil.
En septiembre de 2019 la imagen de un niño con cáncer que era consolado por su hermana mayor conmovió al mundo entero. Beckett Burge, tenía 4 años cuando le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda.
Su hermana, Aubrey, lo acompañaba mientras estaba encorvado en el baño sufriendo los efectos secundarios del tratamiento que le administraban para combatir su enfermedad.
“Esto es el cáncer infantil”, esa era la descripción de la desoladora escena.
La foto captada por Kaitlin, la madre del niño fue compartida por miles de personas alrededor del mundo e incluso ocupó espacios en importantes medios de comunicación.
A través de la difusión de la imagen y de la historia, la madre del menor quería crear consciencia sobre la importancia del apoyo familiar en situaciones críticas.
Se convirtieron en embajadores de la lucha contra el cáncer infantil, han emprendido campañas y han recaudado fondos para la causa.
Beccket tuvo que permanecer ingresado en el hospital durante varios meses, con el apoyo de los médicos y de su amorosa familia batallaba para salir adelante.
Sus padres crearon una página de Facebook llamada Beckett Strong en la que compartieron su largo camino.
Ahora, han transcurrido dos años de aquel momento que conmovió a la madre viendo a su hija mayor consolando a su hermanito y ella celebra que finalmente venció a la enfermedad.
“Todo está despejado. Cuando nos enteramos de que todo estaba bien en su organismo fue muy emocionante. Su oncólogo entró y dijo: ‘No más quimioterapia. Hemos terminado. Quítate todo’”.
Para los padres fue celebración agridulce
Kaitlin contó que abandonar el hospital en el que atendieron a su hijo ha sido una experiencia agridulce.
“Ha terminado oficialmente con eso y es un momento agridulce.
Crees que estarás feliz, pero ahora da un poco de miedo porque no tienes esa quimioterapia como una garantía de que el cáncer se mantendrá alejado.
Será un mundo completamente nuevo”, dijo la madre.
El niño también celebró la noticia con alegría y a la vez con algo de preocupación. Celebró con la tradición de sonar la campana en el hospital para anunciar que estaba libre de cáncer.
“Se sorprendió al conocer que terminó su tratamiento. Su rostro se iluminó, pero luego dijo que no quería que le quitaran el catéter donde le administraban la quimioterapia porque sabía que lo había mantenido con vida. Está un poco nervioso”, agregó Kaitlin.
Beckett se contagió de COVID-19 pero afortunadamente no presentó síntomas. Ahora se siente libre y disfruta de haber regresado a su escuela.
“Ahora no tiene muchas restricciones y puede salir y jugar, puede hacer lo que quiera”, dijo Kaitlin.
El vínculo inquebrantable de 2 hermanos
Aubrey, un año mayor que Beckett, tenía 5 años cuando recibieron el diagnóstico y desde entonces demostró toda su sensibilidad y empatía ofreciéndole su cariño y apoyo.
Después de haber vivido juntos un largo camino entre tratamientos largos, hospitales y dolor, ahora Aubrey juega con su hermanito al aire libre, conducen en bicicleta hasta su escuela y comparten momentos inolvidables juntos.
“Aubrey tuvo un gran impacto en ayudarlo a superar esto. Desarrollaron un vínculo que solo tienen los hermanos y que yo ni siquiera podía reemplazar”, dijo Kaitlin.
Incluso en momentos en los que el niño se sentía muy débil, ella lo cogía en sus brazos y lo llevaba hasta el sofá.
La valentía de un pequeño luchador
Después de tres años de quimioterapia, Beckett tuvo que volver a aprender a caminar, ahora puede hacer muchas de las tareas por sí mismo. Cuando su hermana le ofrece ayuda, él le responde que puede solo.
Juntos han sido el mejor equipo, se merecen disfrutar de la tranquilidad de haber superado lo peor. Y también, merecen toda nuestra admiración por darnos tan valiosa lección de unión, empatía y resiliencia.