Seguramente recuerdas la fotografía que dio la vuelta al mundo, Daniel Cabrera, el niño filipino de 9 años que estaba en una mesita improvisada frente a McDonald‘s haciendo sus deberes escolares porque en su humilde hogar no tenía electricidad.
Junto a su madre viuda y a su hermanito de 7 años, Daniel acude a los transeúntes de la zona para pedir limosna y así tener algo qué comer. Sobreviven como pueden gracias a la generosidad de quien les tiende una mano y al poco dinero que la madre puede obtener con comercio informal.
Daniel se convirtió en un ejemplo para todos. Cuando alguien tiene voluntad de hacer algo, ninguna excusa es capaz de detenerlo. Mc Donald‘s de Filipinas decidió donarle algo más que luz para estudiar.
Kenneth Yang, Presidente de la cadena de restaurantes en ese país, afirmó que todo el pueblo está orgulloso de un niño tan decidido a triunfar en la vida y que con su corazón abierto le otorgarían apoyo para lograr sus metas.
A Daniel le otorgaron una beca que cubrirá todos sus gastos escolares, los suministros y el uniforme para su educación básica en la Escuela Primaria Subangdaku, que también recibirá una asignación mensual como parte de la beca.
Christina Cabrera, la madre de Daniel y de cuatro niños más, expresó que como mamá su prioridad es ver a sus hijos terminar sus estudios y está feliz de contar con la ayuda de Ronald McDonald House Charities (RMHC).
Sin dudar les brindó una ayuda en honor a la constancia y al empeño de Daniel para aprender y cumplir con sus deberes. El pequeño merece lo mejor, gracias a las redes la solidaridad se hizo presente para él y su familia.
Creo que es un merecido reconocimiento y no me queda la menor duda de que Daniel llegará muy lejos y su mamá estará orgullosa de ver sus sueños alcanzados. Este niño nos enseñó a todos una gran lección.
Con su humildad, el pequeño agradeció la ayuda que recibió porque sueña con estudiar para salir adelante, con responsabilidad y compromiso hace cada día sus deberes a pesar de las dificultades que implican no contar con los recursos necesarios.
No hay excusas para lograr lo que soñamos y construir un futuro mejor, con determinación, disciplina y voluntad nada es imposible.
Una historia tan motivadora como esta merece que sea compartida con todos, un gesto de solidaridad puede cambiar por completo la vida de alguien.