Los Tatuyo, “Gente cielo” o “Gente celeste” son uno de los pueblos indígenas originarios de Brasil que se extendieron en toda la Amazonía colombiana en aquel tiempo en el que entre los países no existían fronteras.
Una comunidad que, en un principio habitaba en cuevas, allá en Laguna de Leche, que en su idioma se dice, Manaos, un lugar donde tres generaciones fueron devoradas por los depredadores que, para ese entonces, eran gigantescos.
Allí vive Maira Godinho, una hermosa y carismática joven indígena, que se ha vuelto toda una influencer de las redes sociales, compartiendo y mostrando al mundo su hermosa cultura. Cuenta con una impresionante legión de casi 2 millones de seguidores, enamorados de todas las cosas maravillosas que se realizan en la etnia.
A través de la tecnología, Maira no solo ha logrado acercar a la gente de todas las latitudes a su cultura, masificando el conocimiento, sino, además, está generando consciencia acerca de la importancia que tiene la diversidad para el planeta, todo al alcance de nuestro teléfono móvil.
Conocida por su apodo Cunhaporanga o Jūgoa, esta chica de 21 años está rompiendo barreras, despejando las muchas dudas que pueda haber con respecto a su estilo de vida y el de su comunidad.
Cada familia produce sus artesanías, las vende y guarda su dinero para cuando necesitan algo, comprarlo en la ciudad.
Sin duda, la joven es un orgullo para el Amazonas. Tal ha sido su repercusión, que su cuenta fue verificada con el ícono azuly ya ha sido entrevistada por diversos medios de comunicación brasileros, donde ha agradecido la buena receptividad y el apoyo de sus seguidores.
“Tengo mucho que agradecer el ánimo y el cariño de todos los que me siguen. Estoy muy feliz de haber sido verificada en la plataforma, de manera que seguiré publicando estos videos increíbles con la intención de crecer mucho más”, dijo Maira.
De hecho, el gran éxito y popularidad que ha tenido su proyecto ha hecho que, incluso tenga su propio “filtro” en la red social, a través de una aplicación en la que puedes vestirte con las tradicionales pinturas amazónicas.
“Ya me gradué de la escuela secundaria. Todavía no tengo la universidad. Sin embargo, ayudo a mis padres en las plantaciones, puedo decir que soy agricultora y artesana”, añadió
Asimismo, la mujer explicó que, para poder tener conexión en un sitio tan remoto, usan los chips de los teléfonos móviles, aunque generalmente están sin servicio. El enrutador de Wi-Fi proviene de una antena satelital que su hermano tiene instalada, cuyo servicio deben liquidar mensualmente.
Cunhaporanga es la mayor de seis hermanos, habla portugués, su lengua materna y también español, pero, su padre, en cambio, habla 14 idiomas. Una hermosa familia dedicada al cultivo, la siembra agrícola y la artesanía que vive cerca de la frontera entre Colombia, Venezuela y Brasil, junto a otras 26 tribus.
Esta es la historia del lado más amable de las redes sociales, alejada de los chismes y la intriga que suele ser el pan nuestro de cada día en muchas plataformas, aunque no por ello Maira haya estado exenta de algún mal comentario.