A veces, podemos llegar a ser tan desagradecidos con la vida que necesitamos que nos ocurra alguna tragedia, algo horrible para ser optimistas y felices. Otras veces, quizás no. Si siempre andas deprimido, agobiado, no paras de quejarte de tu pírrico sueldo y te sientes ansioso, ya es hora de que alguien te dé una buena dosis de realidad y de optimismo.
James Locker es un pequeño que tuvo que vivir desde sus dos añitos de edad la pesadilla que significa ser diagnosticado con cáncer.
Tras tres años, que parecieron siglos, tanto para él como para su familia, el niño cuya vida había transcurrido casi completamente en tratamiento, hoy tiene una nueva luz en su mirada, ya que logró superar la enfermedad.
Mientras convalecía en el Hospital de Truro, Cornwall, Inglaterra, un buen día James logró doblar las campanas de la felicidad para todos en el centro médico, quienes celebraron en colectivo la noticia de su recuperación, en compañía de los padres del valiente niño.
Tocar la campana para indicar el final feliz de un tratamiento oncológico es un ritual muy común y utilizado desde hace mucho tiempo en este hospital británico donde el menor halló una segunda oportunidad de vida. Hoy la celebra como se debe, haciendo sonar su campanita de esperanza para todos.
“El cáncer es una enfermedad complicada y difícil, no solo para el afectado, sino también para todo su ambiente familiar más cercano. Especialmente si hablamos de niños. Por eso su recuperación es una noticia que se celebra de forma colectiva. Todos nos alegramos de que James y cualquier otra persona se recupere”, dijo la jefa de enfermeras.
Qué emoción para James y su papá escuchar ese sonido de vida
El momento quedó grabado para la posteridad en un video compartido a través de las redes sociales, donde se observa al pequeño junto a su feliz padre tocando, por fin, la ansiada campana.
“El proceso al fin terminó y mi amado niño logró sobrevivir. Gracias a todos”, dijo emocionado el padre de James.
En un primer momento, los médicos que trataron de dar con el diagnóstico, cuando el niño apenas tenía 12 meses de nacido, se sintieron desconcertados por su ruidosa respiración, un síntoma poco frecuente en estos casos, pero, después de dar con la enfermedad, sus padres Hannah y John Locker, lucharon junto al bebé hasta llegar a este final feliz.
Una historia que nos muestra un resquicio de esperanza en la lucha contra este flagelo que diariamente cobra millones de vidas en todo el mundo. De manera que, de que se puede, siempre se puede. Porque siempre y ante todo obstáculo, por difícil que sea nos quedan las ganas de vivir.
Comparte esta bella historia con final feliz con tus seres queridos, y a aquellos que estén luchando contra el cáncer les reiteramos con este relato que es superable, que cada día son más los supervivientes.