La edad jamás debería ser una limitante para lograr nuestros sueños y esta es una de las principales premisas que han protagonizado la vida de Carlos Augusto Manço, un estudiante universitario de 92 años que sin mucha intimidad con la tecnología se está adaptando al mundo en tiempos de coronavirus.
Carlos Augusto estaba realmente feliz cuando inició sus estudios universitarios hace dos años. Aunque el asunto resultó un poco desafiante pues debió adaptarse a un ambiente principalmente de jóvenes y a un sistema de educación bastante diferente al de su época, el técnico en edificios no se detuvo con tal de iniciar la carrera de arquitectura.
Después de unos semestres, la Universidad se convirtió en su segundo hogar y Carlos encontró otra familia entre sus compañeros, quienes lo respetan por toda su sabiduría.
Carlos Augusto es de Ribeirão Preto, en el interior de São Paulo, y como muchos de sus contemporáneos, él no obtuvo acceso a la educación por provenir de una familia bastante humilde.
Sin embargo, las ganas de estudiar siempre fueron parte de su personalidad y cuando pudo decidió tomar un curso de técnico en edificaciones y dejó el sueño de estudiar arquitectura para décadas más tarde.
Durante más de 50 años, trabajó con diseño urbano y ayudó a diseñar las obras del hospital universitario USP Ribeirão Preto.
Este hombre jamás renunció a su sueños y a sus 90 años comenzó con su carrera pero ahora la pandemia le trajo un nuevo desafío.
La universidad ha cerrado sus puertas y las clases dentro de las aulas pasaron a ser meramente virtuales, pese a esto, Carlos Augusto está dando lo mejor de sí para sacar su carrera.
Este hombre que nació décadas antes de que la televisión llegara a su país, ahora se enfrenta a la ferocidad de la pantalla y las curiosidades del Internet.
Para otros, ver clases en línea es pan comido pero para este estudiante poco común el problema no es sólo adaptarse a las nuevas tecnologías.
Carlos Augusto tiene dificultades para escribir con el teclado, debido a una avanzada enfermedad en sus huesos y también ha perdido un poco la audición.
Lo que sin duda tiene intacto es su espíritu de superación y su gran optimismo, él es un fiel creyente de que todo esto va a pasar.
«Esto va a pasar. Tenemos que mantener la rutina en casa y mantener nuestras mentes en funcionamiento. Hay momentos en los que quieres bajar el ritmo de estudios, pero el deseo de continuar es mayor. Para ingresar al sistema de videoconferencia, mi nieta me está enseñando un poco todos los días”, explicó el estudiante.
Lo bueno es que además de sus ganas, Carlos Augusto también tiene una hermosa familia que lo motiva y está apoyando para vencer las barreras. Desde su casa en Serra da Canastra, Minas Gerais, Brasil, Don Carlos continúa siendo un gran ejemplo de superación no sólo para sus compañeros y maestros, sino para todos sus conocidos.
En un momento de tantas dificultades es motivador conocer personas como este señor que aún frente a los desafíos se resiste a renunciar a sus sueños, comparte en tus redes esta inspiradora historia de resiliencia.