¿Serías capaz de dejar de lado a la persona que ha trabajado toda su vida para apoyarte incondicionalmente? Es una tristeza, pero existen muchos hijos ingratos, capaces de marcharse y dejar en el olvido a los padres que lo han dado todo para cuidarles.
Asegura que sus hijos viven lejos y por eso no pueden visitarlo
Esto fue lo que sucedió con un anciano mexicano de 94 años, quien habita en el Estado de Veracruz y quedó desamparado por sus hijos desde hace muchos años. Ha sido esa la causa de que, a su edad, deba mantenerse trabajando, realizando una labor extremamente agotadora.
Gregorio, mejor conocido como Don Goyo, sale todos los días de su humilde casa, en la que duerme sobre una deshecha hamaca, sin electricidad y entre restos de basura, para acudir puntualmente a cumplir con su extenuante jornada laboral.
Él trabaja cortando caña, durante 10 y hasta 12 horas seguidas al día. Es la necesidad lo que le obliga a trabajar, pese a que prácticamente no puede mantenerse de pie a causa de un problema en su columna y debe apoyarse en un viejo bastón.
Sin zapatos, escuálido y con un semblante lleno de tristeza, una joven llamada Karla Patricia Obil Mayoral conoció a don Goyo y no pudo ser indiferente a su gran pesar. Para ella es inadmisible que deba pasar por tantas carencias, así que compartió su historia esperando recibir un poco de ayuda.
“El señor salió caminando poco a poquito, todo encorvado y usando una caña de bastón. De lejos se veía el cansancio de los años y mi primera reacción fue pensar: ‘¿Cómo es posible que un señor de tan avanzada edad tenga todavía que seguir trabajando?'», narró la joven.
Afortunadamente, la petición de ayuda de la joven tocó los corazones de miles de personas, todas dispuestas a adoptar a este viejecillo como su propio padre y donarle los recursos que tanto necesita para tener una vida digna.
Han comenzado a reparar la casa de don Goyo y él se encuentra sumamente feliz
Poco a poco, don Goyo ha visto su vida cambiar para bien y, sobre todo, ha recuperado la sonrisa perdida durante tantos años por la ingratitud de sus hijos. Ahora siempre encuentra a alguien dispuesto a hacerle compañía.
“Agradezco que me mandan dinero como ayuda. Dios los bendiga y los cuide por allá. Gracias, hijos”, dijo don Gregorio, sin poder contener el llanto.
Está muy agradecido con todas las personas que han abierto su corazón y lo han tratado como a un padre
Karla y muchas otras personas se mantienen al cuidado de don Gregorio, asegurándose de que coma adecuadamente, reciba atención médica, no esté solo y que su casa cuente con los servicios básicos, así como una cómoda cama en la que pueda descansar.
Este solo es el principio, a don Goyo finalmente le aguarda una vejez digna en la que no tenga que seguir trabajando y tampoco padeciendo de la terrible soledad. ¡Enhorabuena por él y por todos los ángeles que le cuidan!
Una vez más, los usuarios en las redes sociales se han unido para hacer el bien. Tú también súmate a las personas de buen corazón y haz que la vida de don Goyo siga mejorando. Comparte.