Errar es de humanos y rectificar es de sabios, unas palabras muy certeras. No somos quién para juzgar a otro, ya que todos somos humanos y nadie está exento de equivocarse. Cuando se busca rectificar lo cometido, siempre tratamos de disculparnos de manera sincera, pero no todas las personas piden perdón porque verdaderamente lo sienten.
En días pasados se dio a conocer la historia del renombrado abogado, Aaron Schlossberg, un hombre de 42 años, residenciado en Nueva York, Estados Unidos, quien insultó y amenazó de llamar al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), a dos empleadas de un restaurante de comida rápida, solo por el hecho de que las mujeres estaban hablando en español.
Después de las reacciones provocadas por el incidente, este hombre ha estado viviendo una gran pesadilla. Miles de personas se han llegado a parar frente a la puerta del edificio donde reside Schlossberg, protestando por la humillación que hizo sentir a las mujeres, dándole una cucharada de su propia medicina.
La presión que ha estado recibiendo este hombre ha sido de tal magnitud, que fue visto escondiéndose detrás de una sombrilla, tratando de ocultarse de los reporteros que estaban detrás de él.
Debido a todos los insultos a los cuales ha sido sometido, Aaron, mediante su cuenta de Twitter, ha pedido disculpas alegando no ser una persona racista.
“A las personas que insulté, les pido disculpas. Lo que el vídeo transmitió, no es mi verdadero yo. Yo no soy racista. Verme a mí mismo en Internet me abrió los ojos. La forma como me expresé es inaceptable. Si bien la gente debe poder expresarse libremente, debería hacerlo de forma calmada y respetuosa”, expresó Aaron Schlossberg.