Para una madre es siempre un orgullo ver el crecimiento de sus hijos, pero en algunos casos, para aquellas que han visto a sus pequeños cerca de partir cada acontecimiento es un verdadero milagro.
Por eso el corazón de Abbey Burns no ha dejado de latir después de ver a su pequeño de 4 años en su uniforme escolar, a pesar de que los médicos predijeron que no sobreviviría.
Román es el hijo de esta madre de 25 años y cuando nació prematuro sus posibilidades de que sobreviviera eran casi nulas, al menos, para los profesionales. El pequeño nació prematuro y en ese momento pesaba escasamente 967 gramos.
Su debilidad era notable, pero además el pequeño contrajo estreptococo del grupo B. Este tipo de bacteria está presente en la vagina o el recto de una mujer embarazada y puede transmitirse al bebé durante el parto.
Los bebés que contraen estreptococo corren el riesgo de desarrollar neumonía, sepsis o meningitis. Lamentablemente, la infección del pequeño Román se convirtió en séptica y su vida estuvo realmente comprometida.
Por lo general a las mujeres se les suministra antibióticos antes del parto para evitar este tipo de complicaciones, pero en el caso de Abbey todo parece haber sucedido demasiado rápido.
«Cuando fui al hospital me dijeron que ya tenía seis centímetros de dilatación, así que estaba a medio camino del parto. Todo fue muy rápido, y cuatro horas después nació Román, pero ni siquiera pude sostenerlo «, dijo Burns sobre su parto.
Al nacer, los médicos tuvieron que reanimar al niño porque no respiraba. Después de esto, los galenos y enfermeras advirtieron a Abbey que debía prepararse para lo peor pues su hijo estaba realmente mal y no tenían esperanzas de que sobreviviera.
A pesar del pronóstico, esta madre no perdía sus esperanzas y después de un largo camino de recuperación, el pequeño Román recibió la autorización para iniciar en la escuela y la feliz madre lo matriculó en la Escuela Primaria Stanway.
Aunque ahora está sumamente feliz, Abbey no olvida todas las dificultades por las que ha pasado su bebé milagro.
«No caminó hasta que tenía poco más de dos años, recibió fisioterapia todos los meses, donde tuvieron que enseñarle a gatear, sentarse y caminar. El hecho de que pueda caminar ahora es increíble”, agregó Burns.
Ahora este pequeño guerrero no sólo camina en su ruta hacia su salón de clases, sino que con gran entereza está dispuesto a andar por la vida y disfrutar de las aventuras como los demás niños.
Nos contenta saber que ha iniciado su etapa escolar y sobre todo que es un niño sano y feliz, a pesar de los malos pronósticos médicos.
Abbey nunca dejó de creer en la voluntad y fuerza de su hijo. Comparte esta bella historia y regala esperanza a todos lo que están librando una batalla para sobrevivir.