Cada vez son más las personas que logran ganarse la atención y admiración de un enorme público en las redes gracias a todo tipo de excentrecidades. Abi Haywood es una estudiante de artes que se ha vuelto toda una celebridad en Instagram gracias a algo que nadie podría haber imaginado: sus estornudos.
Abi apenas tiene 18 años de edad.
La joven de Gales ha logrado formarse un público de más de mil seguidores que sienten cierto fetiche al verla estornudando. Abi vende sus vídeos con diferentes variedades de estornudo por entre 20 y 30 dólares. Sin embargo, hay quienes realizan algunos pedidos especiales y por esos casos puede llegar a ganar un poco más de 100 dólares por vídeo.
Abi utiliza una pequeña herramienta que la ayuda a provocarse sus estornudos.
Todo comenzó como una forma de cubrir sus costos universitarios. Para nadie es un secreto que muchos jóvenes deben lidiar con la presión de conseguir un empleo a la par que realizan sus estudios de alto grado para poder pagar el enorme costo que implican las materias, las residencias y la vida diaria.
Abi puede estornudar 11 veces en 3 minutos y 37 veces en el transcurso de 3 horas.
Cuando Abi subió su primer vídeo no tenía idea de que resultaría tan exitoso. Todo comenzó mientras realizaba un proyecto para la Universidad llamado “Dibujar como una forma de repetición y resistencia” y luego se le ocurrió averiguar cuántas veces podía estornudar en un tiempo determinado.
“Al día siguiente de subir el vídeo me di cuenta de que ya tenía 3.000 visitas. No entendí cómo algo así podía ser tan exitoso. Yo sólo tenía cerca de 40 suscriptores”.
Al ver el gran recibimiento que tuvo ese primer vídeo, Abi comenzó a ponerse en contacto con algunas personas que se especializaban en este tipo de tendencias y con el tiempo decidió aventurarse y establecer una relación más directa con sus seguidores para comenzar a recibir pedidos.
Abi es conocida en las redes como “Snotty Bitch”.
Ahora ha decidido enfocar su proyecto como una forma de crítica al mundo institucional del arte que demuestra las cosas que los estudiantes llegan a hacer para poder pagar la educación en las Universidades.
“Me estaba sacando de quicio el elitismo artístico y cómo la escuela de arte puede sentirse como un club privado”.