Toda madre desea siempre lo mejor para sus hijos y cuando algo malo les sucede es un fuerte golpe para su corazón. Sin embargo, ser mamá es ser una guerrera y frente a las adversidades siempre se motivan a salir adelante por sus hijos.
Un ejemplo de ello es Abigail Wardle la madre de Oliver, un niño de 11 meses que ha perdido todas sus extremidades.
Abigail de Cleethorpes, Inglaterra, llevó a su hijo por primera vez al médico en el mes de marzo, pues notó que el pequeño estaba un poco quebrantado. El especialista sólo le indico algunos cambios en la dieta, mucho líquido y acetaminofén porque no encontró nada malo.
De vuelta en casa, Abigail sentía que su hijo estaba empeorando hasta el punto de sentirlo «sin vida» y decidió llevarlo de emergencia al hospital. En el lugar, las enfermeras se preocuparon de inmediato por el aspecto de Oliver pero aún no sabían qué le pasaba.
«Cuando lo moví, fue como si le dolieran los huesos.», recordó la madre.
Abigail no tenía ni idea de lo que le sucedía a su hijo y la situación parecía tan sorpresiva tanto para ella como para los médicos.
Podía escuchar a un médico llamando por teléfono a otro hospital preguntando cómo tratar a Oliver. Sus manos y pies habían comenzado a ponerse morados, y sólo recuerdo que pensé que tenía frío y les dije que le pusieran unos calcetines», comentó la Sra. Wardle.
Los especialistas usaron medicamentos para llevar al niño a un como inducido y mantenerlo con vida. Después, descubrieron que se trataba de una infección de garganta no diagnosticada previamente, que se había vuelto séptica.
Aunque el pequeño no había mostrado señales de infección su cuerpo estaba teniendo una respuesta extrema ante los organismos infecciosos. Su condición se consideró una emergencia médica potencialmente mortal.
«La sepsis ocurre cuando una infección (en la piel, los pulmones, las vías urinarias o en otro lugar) desencadena una reacción en cadena en todo el cuerpo. Sin un tratamiento oportuno, la sepsis puede conducir rápidamente a daño tisular, insuficiencia orgánica y muerte», según el Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La sepsis que sufrió Oliver fue realmente severa y ocasionó la amputación de sus cuatro extremidades. En una publicación de Facebook la devastada madre relató cómo su pierna izquierda fue amputada casi ante sus ojos, después de que esta se desprendiera cuando una enfermera y ella intentaban cambiarle el pañal.
El dramático procedimiento fue necesario para poder salvar la vida del pequeño, después de esto Oliver logró recuperarse y volvió a su casa en el mes de julio.
Lo más importante de todo, Oliver sigue siendo ese bebé sonriente como siempre, aunque me rompe el corazón. Simplemente no puedo creer que siga sonriendo después de lo que ha pasado, qué hombre tan duro el que tengo. Mi hijo es una gran inspiración», señaló Abigaíl.
De no haber sido por su decisión de llevarlo al médico la historia pudo haber sido fatal. Su madre no tenía idea de que el niño estaba enfermo pues Oliver no mostraba más señales que un visible quebranto.
Por eso Abigail decidió contar su historia y advertirles a los padres sobre la importancia de hacer lo correcto en el momento oportuno “ayuda médica siempre será la mejor opción”.
No pretende que su hijo inspire lástima por su condición, está complacida de que haya logrado sobrevivir, su objetivo es que su experiencia ayude a otras familias a prevenir. Compártelo.