El cáncer ataca a personas de todas las edades por igual, desde bebés hasta adultos mayores, pero cuando el enfermo es un niño que ya tiene conciencia de lo que sucede a su alrededor resulta muy difícil explicarle lo que padece y los cuidados que necesita.
Este es el caso de una pequeña que no se explicaba por qué ya no iban a comer a su restaurante favorito, hasta que lograron que este abriera antes para poder recibirla.
Adelaide Stanley recibió el diagnóstico de leucemia el mismo día en el que cumplió tres añitos, y de inmediato empezó con los tratamientos adecuados para no dejar que el cáncer ganara la batalla, pero hay muchos detalles que sus padres prefirieron omitir.
El cáncer que la aqueja afecta sus glóbulos blancos, y por lo tanto, su sistema inmune se ha debilitado, por lo que ahora Adelaide solo puede estar en su casa e ir por su tratamiento, y nada más.
Un día, cuando pasaron por un restaurante en el auto de su papá, Adelaide preguntó por qué ya no iban a desayunar ahí, ya que ese era su lugar favorito, a lo que él respondió que irían pronto.
“No me quedó más que decirle a mi bebé que iríamos a su restaurante favorito en cuanto mejorara, fue en verdad difícil”, declaró Nguyen, papá de Adelaide.
Nguyen le contó este episodio a una amiga de su trabajo y ella de inmediato puso manos a la obra para lograr que Adelaide fuera a desayunar en familia como lo hacían antes de su diagnóstico.
La amiga del papá de Adelaide llamó al restaurante para exponerles el caso y ellos accedieron de inmediato a brindarles una hora especial, recordaban perfectamente a la familia, pues solían visitar el establecimiento con mucha frecuencia.
La hicieron muy feliz
“No lo pensamos dos veces, fijamos una fecha y abrimos el restaurante temprano, decoramos todo muy especialmente, preparamos las galletas favoritas de Adelaide y además hicimos una limpieza especial para que la pequeña no corriera ningún riesgo”, declaró Paula, responsable del restaurante.
Adelaide y su familia disfrutaron enormemente el desayuno, y le agradecieron al personal de restaurante el detalle que tuvieron con su pequeña, quien estaba realmente feliz.
Y como si esa atención fuera poco, el restaurante se hizo cargo del consumo de toda la familia, a lo que Adeilade y todos les agradecieron de una manera infinita.
¡Lo merece todo!
Hay pequeños gestos que pueden hacer una gran diferencia en la vida de quienes pasan por duros momentos. Comparte este emotivo acto de solidaridad.