Dicen que el amor de una abuela por sus nietos no conoce de límites, pero lo que esta mujer de 72 años hace silenciosamente por sacar adelante con uñas y dientes a sus 3 nietos, es algo sorprendente como desolador.
Aura Teresa Márquez es un abuela que vive en una humilde vivienda del barrio El Refugio, en un suburbio de Bogotá, Colombia.
Cerca de 25 calles sin pavimentar son las que tiene que bajar apresuradamente cada díacon sus nietos de 8 y 10 años para que no pierdan el autobús.
Las mismas que tiene que subir a toda prisa, porque le espera su nieta Laura Valentina, de 12 años, una pequeña de movilidad reducida, que no habla ni camina, para llevarla al médico pasando un día.
Laura Valentina quedó atada a una cama desde los 8 meses de nacida tras una alta fiebre que se derivó en meningitis
La mujer está muy mal de salud, tiene problemas en sus piernas y sus pies se hinchan con frecuencia. Además tiene úlceras y está muy baja de peso.
Pero eso no es obstáculo para que ella se vuelque en desvelos por sus nietos, mientras sus hijas Jenny Paula y Olga salen a trabajar limpiando casas para llevar algo de sustento al hogar.
Los desvelos de la abuela en medio de condiciones más que precarias condicionan a muchos en las redes
“Me da tristeza no poderles brindar un pedazo de carne o de pollo”, dice Aura. «Me dicen: abuela tengo hambre, y yo no poderles dar, se me parte el corazón», confiesa. «Pasamos muchas necesidades, como gente pobre que somos».
«Muchas veces me caigo, si no es por un señor que me ayudó, no sé qué hubiera hecho. Pero eso sí, yo me caigo pero la niña no, la protejo como sea», dice Aura.
«No hay nada que no haría por mi nieta, por eso cuando mi hija está trabajando y la niña tiene médico me la echo al hombro, no tengo otra solución».
Esto desde que un día unos despiadados se robaron una vieja silla de ruedas que tenían en su hogar.
Y con ella, los poquísimos ahorros que tenían su hermanito Alejandro y su primo Johan para la pasada Navidad.
Los pequeños se dan cuenta de las necesidades, y sobre todo de ver a Laura Valentina en esas condiciones. Su testimonio es verdaderamente desgarrador.
El dolor de la abuela es más profundo aún al recordar que el único que les ayudaba un poco era su hijo Carlos, pero ya no puede porque ahora está en prisión. El joven, al ver que pasaban tanta hambre y necesidad, y que la pequeña no tenía pañales, salió a robar y en esa «vuelta», la policía lo atrapó y lo arrestaron.
La madre de la niña lamenta entre lágrimas que no tiene nada para darles ni por su cumpleaños ni en Navidad,«pero ellos se conforman con muy poco, nunca han usado alguna ropa nueva ni juguetes, los que tienen en su techo son los que han encontrado en la basura».
Aquí puedes ver más detalles del drama de Aura mientras se desvive día a día por su nieta:
Aura solo quiere acudir al corazón y a la solidaridad de la gente, y quisiera creer que todavía hay gente buena que se compadezca y un milagro llegue a su hogar.
Ella pide una silla de ruedas, pañales, algo de ropa, comida o cualquier donación a voluntad de las personas de buen corazón. Puedes comunicarte a estos teléfonos si deseas ayudar: 300 894 0027 y 305 471 4219.
Es realmente desolador todo lo que esta mujer tiene que vivir, que su dramática historia sirva para sensibilizar a otros y que reciban la ayuda que tanto suplican y necesitan. ¡Ella tiene el cielo ganado!