Una abuelita rescató a un perrito paralizado que fue dejado solo entre la basura

Esta es la historia de una abuelita y un perro paralizado, cuyo encuentro se produjo por esos milagros de la vida.

Esta dama otoñal de inestimable bondad y calidad humana nació en la lejana y misteriosa República de Corea, un país de ensueño ubicado al oriente del continente asiático. Bong, es un tierno perrito sin fortuna.

Después de que el dulce animal quedara paralizado de sus extremidades, fue dejado a su suerte.

Paralizado

Sin embargo, por si fuera poca tanta indignidad, lo peor fue el lugar escogido para desecharlo. Sí, señoras y señores, el perrito paralizado fue dejado en un basurero de la zona donde reside la ancianita.

Paralizado

Quisieron los dioses que nuestra bellísima abuelita pasase un día por aquel lugar y se encontrara con Bong. No podía creer lo que veían sus ojos.

Aquel desventurado animal estaba dentro de una caja de cartón, descartado, menospreciado como cualquier trasto viejo.

Aquella visión le heló el corazón. A pesar de ser consciente de no tener los medios económicos para mantener un perrito, no dudó en ayudarlo.

Sintió en lo más profundo de su alma que solo ella era capaz de brindarle una segunda oportunidad de vivir.

Verlo allí, en ese estado, olvidado del mundo me partió el corazón. No, no lo pensé dos veces para sacarlo de tanta inmundicia y darle una segunda oportunidad. Ningún ser vivo merece ser tratado de esta forma tan inhumana”, dijo.

Contraria a la vileza cometida por los antiguos responsables de Bong, quienes no le brindaron atención médica, la dulce viejecita, hace lo imposible por él.

En un derroche de consideración, empatía y de amor incondicional, la abuelita lo ayuda, cura sus patitas y lo estimula todos los días para que pueda moverse.

Evita que el perrito paralizado se lastime más, por lo tanto, no es de extrañar que la publicación se haya vuelto viral.

Esta historia de amor con final feliz ya se ha apoderado de los corazones de cientos de miles de usuarios en todo Internet.

Si bien Bong ya no es el perrito juguetón y dinámico que alguna vez fue, debido a estar paralizado de sus extremidades traseras, la abuelita lo hace muy feliz.

Cada día le coloca medias o botas para que pueda arrastrarse sin sentir dolor. A veces, lo transporta en un carrito, hecho solamente para él.

Tiene su propio carrito que compré especialmente para llevarlo de paseo”, añadió esta increíble mujer de la tercera edad.

Por su parte, Bong se siente sumamente agradecido con la vida de haber encontrado por fin a la abuelita de sus sueños.

Con paciencia, dedicación y mucho amor, seguramente pronto olvidará aquel pasado tan oscuro que signó su vida, pero que, paradójicamente, la cambió para siempre.

Lo mejor de todo es que muchas personas se han identificado con la buena acción de la abuelita y se han sumado a donarle comida, ropa y hasta una cómoda camita para Bong.

Incluso un grupo de voluntarios se ofreció a llevarlo al veterinario con todos los gastos cubiertos. Y es que, sin duda, todos se han dado cuenta del inmenso amor que se tienen entre ambos.

El pronóstico dado por los médicos veterinarios fue que padece mielitis de columna vertebral, con 70 por ciento de probabilidades de recuperar la movilidad.

Cuando se enteró del diagnóstico, la mujer no pudo evitar el llanto de felicidad por su querido animalito. Podría recuperar la movilidad.

En la última actualización de esta historia se sabe que la abuelita y Bong a quien tanto ha amado y amará por el resto de su vida, tuvieron que separarse dolorosamente por un tiempo. Con la finalidad de que el peludo pudiera entrar en rehabilitación.

La separación valió la pena. El amor y un correcto tratamiento obraron el milagro, Bong ha vuelto a caminar y hasta jugar. No imaginamos el gozo que sintió el corazón de esta mujer cuando se volvió a reunir con él.

Lo vio brincar y correr feliz a su encuentro como si nunca hubiera estado paralizado. Gracias por ser tan bonita persona, abuelita querida. Tu amor le devolvió las alas a Bong.

El amor que nace, crece y se desarrolla entre un humano y un animalito de compañía es como un río dorado que fluye y se extiende hasta el infinito. Los animales nos liberan, nos hacen mejores personas, por favor, nunca los dejemos de lado.

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