Las competencias deportivas tienen muchas bondades por donde se las mire; la práctica del deporte, en sí mismo, estimula a forjar personas sólidas, que no se derrotan fácilmente, con ganas de luchar y superar sus marcas personales. Los deportistas saben que solamente con disciplina y esfuerzo se pueden conseguir los resultados tan anhelados, y cuando los consiguen, su corazón se inunda de una felicidad indescriptible.
Una de esas disciplinas deportivas es el ciclismo, y en Puebla, México, tiene lugar una de las carreras más reconocidas y de mayor prestigio a nivel nacional, la «Sky Challenge Bike».
Los atletas que concursan en ella asumen el reto de atravesar 30 kilómetros de un camino particularmente arduo, a 2100 metros de altura sobre el nivel del mar. ¡No es una disciplina para cualquiera!
Pero a pesar de lo difícil que puede representar llegar a la meta, muchos son los atletas que se preparan por semanas enteras y se presentan al concurso con la herrramienta clave de la competición, la mejor bicicleta que les permita conseguir el objetivo: de carbono, de aluminio, las más ligeras… que hagan la cuesta arriba lo más llevadero posible.
Y aunque para muchos, finalmente puede ser esta competición solo un sueño y se quedan en el camino, sin ni siquiera llegar a presentarse, para otros es una realidad. Tal es el caso de Maximiliano Contreras Alcántara, pero el no es un ciclista cualquiera. Cuando veas de quién se trata, no podrás creerlo.
Con una bicicleta de montaña, cuyo peso oscilaba en los 20 kilogramos, Maximiliano ganó el segundo lugar de la categoría Masters 40, en la 3ra edición de la «Sky Challenge Bike», realizada este fin de semana en Ciudad Serdán, en la que se dieron cita competidores de todas partes del mundo.
Pero este buen hombre, con su bicicleta de acero, con muchas décadas de uso, logró lo que muchos habrían querido… Llegar a la meta y en muy buen lugar.
Con ropa deportiva muy sencilla, sin ningún tipo de accesorio de marca, como es usual ver en este tipo de eventos, con guantes y un pequeño casco que se ajustaba a su cabeza, el abuelito de Chalchicomula de Sesma, tomó ventaja entre sus competidores profesionales hasta 20 años más jóvenes que él, dejándolos atrás y desafiando todos los pronósticos.
El peso visible de su vieja bicicleta de acero hacía contraste con las lujosas bicilcetas de aluminio o carbono de los ciclistas, que sólo llegaban a pesar 5 kilos.
Y a la señal de salida, Maximiliano emprendió la travesía a bordo de su artefacto de color rojo, el mismo que utiliza para ir y venir a diario por las calles de su vecindario, y sin detenerse ni un sólo momento, pedaleó y pedaleó sin parar hasta llegar a la meta.
Maximiliano confiesa que es un apasionado del ciclismo desde hace años, es uno de los corredores más conocidos en Serdán; sin embargo, su participación ha sido básicamente en esta zona del estado y aunque en otras competencias no había sido reconocido, en esta oportunidad, tras meses de entrenamiento logró trascender fronteras, derrotando a competidores internacionales que también se presentaron en el evento.
Con su triunfo, le ha demostrado al mundo que lo único que se necesita para llegar a un objetivo es ganas y afán de superación; los recursos pueden ayudar, y la tecnología, también, pero sin tesón y perseverancia, nada se puede cumplir.
“Estoy contento del segundo lugar. Si aprecian el deporte, que lo practiquen y si no, pues cada quien lo que le gusta”, concluyó el humilde «Don Max», como así lo conocen en su barrio.
Ejemplos como estos son los que necesitamos y son los que necesitan nuestros jóvenes. Esperamos que Don Max persevere en la práctica del ciclismo, y que las grandes marcas deportivas conozcan su historia. ¡Una mejor bicicleta no le vendría nada mal! A ver si despiertan los corazones solidarios.
Otra manera de ayudar a don Max es compartiendo su historia. ¡Hazlo en tus redes!