Hay enfermedades que llegan sin previo aviso para ponernos a prueba. Gil Wood, de 47 años, madre de dos niños y maestra de escuela primaria de Sheffield, South Yorkshire, quedó aterrada tras ser diagnosticada con un tumor que se comió parte de su mandíbula.
Gill sintió algo de dolor y un creciente hormigueo en la mandíbula y decidió ir a su dentista en mayo de 2019.
Al principio le dijeron que era solo un absceso y le mandaron algunos antibióticos. Sin embargo, después de sentir el bulto detrás de su molar, y dolor en el oído ella decidió ir a emergencia.
«No era un dolor constante para empezar, solo un hormigueo en toda mi mandíbula, pero cuando el dolor empeoró supe que algo definitivamente estaba mal», dijo Gill.
Después de una exploración preliminar, el doctor de urgencias le dijo que fuera a ver a su dentista inmediatamente para una radiografía.
Al día siguiente, su dentista habitual hizo otra radiografía y la derivaron a un dentista del hospital para una consulta. En agosto de 2019 Gill se sometió a una tomografía computarizada en el Hospital Royal Hallamshire, Sheffield, que mostró una masa en su mandíbula que había comido gran parte del hueso de la mandíbula.
El dentista del hospital reveló que era urgente hacer una biopsia para determinar si la masa era cancerosa o no.
«Estaba tan asustada. Dijeron que era del tamaño de una pelota de golf y no sabían si era cancerosa. Esperar los resultados de la biopsia fueron los 10 días más largos de mi vida», dijo Gill.
Finalmente le diagnosticaron un ameloblastoma, pero sintió un gran alivió cuando los médicos le confirmaron que era un tumor benigno, pero ya había dañado parte de su mandíbula y tenían que operarla para su reconstrucción.
«Estaba aterrorizada, pero tenía que seguir diciéndome a mí misma que lo superaría. Me advirtieron que podía perder mi capacidad para hablar, comer y saborear». agregó Gill.
Gill fue sometida a una larga operación de 13 horas para quitarle el tumor y reparar el daño de su mandíbula.
Tres equipos quirúrgicos en el Royal Hallamshire Hospital, Sheffield, participaron en la compleja intervención en la que le extrajeron hueso del peroné, una arteria, una vena y tejido blando de la pierna de Gill para colocarlos en su mandíbula.
«Los cirujanos hicieron un trabajo increíble», agregó Gill.
Gill permaneció casi dos semanas en el hospital para su recuperación inicial. Ella tuvo que aprender a tragar y a comer de nuevo usando un espejo porque no tenía seguridad en dónde estaba su boca.
«Me dolía mucho la mandíbula una vez que me quitaron la traqueotomía. No había hablado durante 10 días después de la cirugía, estaba recuperando el tiempo perdido», dijo Gill.
Su lengua estuvo permanentemente entumecida y también perdió dos dientes debido a la operación. Afortunadamente, seis meses después la recuperación de Gill ha sido satisfactoria.
«Me debo examinar regularmente durante años, porque hay un 10% de posibilidades de que el tumor regrese», agregó Gill.
Gill quiere crear conciencia sobre la existencia de este raro tumor. Ella se recuperó, pero quiere advertir el daño que puede causar porque si se detecta temprano las consecuencias podrían ser menos dramáticas.
Apoyamos lo que dice Gill: «Cuantas más personas lo sepan es mejor», así que comparte su testimonio para que otros puedan reconocer a tiempo los síntomas.