El corazón de un niño está lleno de inocencia, bondad y esperanza, incluso a pesar de todas las dificultades y carencias que pueda enfrentar en su día a día. Porque para ellos siempre es válido soñar.
Esto fue lo que demostró un humilde niño mexicano que no desistió de su gran sueño: tener su propio arbolito de Navidad. Todo sucedió en el Estado de Oaxaca, en la zona conocida como el Camalotal, un lugar en el que sus habitantes, de origen indígena chinanteco, viven bajo extremas condiciones de pobreza.
En dicho lugar, los niños suelen soñar despiertos, porque su realidad les supera y les hace desear reemplazar el café por un merecido vaso de leche. Pero para el pequeño de 10 años, Jesús Antonio Palacios Moreno, el espíritu navideño le tenía deparado algo muy especial.
Édgar Orozco Ortiz, el profesor de educación física de la escuela en la comunidad de Jesús, compartió una fotografía de su árbol de Navidad. Pero jamás imaginó que ese simple acto despertaría todo el entusiasmo y perseverancia de su estudiante.
Jesús quería tener un arbolito de Navidad como el de su profesor y, para conseguirlo, hizo uso de toda su creatividad con los pocos elementos que tenía a su disposición. Para representar el árbol, utilizó una rama que colocó cuidadosamente sobre un balde lleno de tierra; mientras que como adornos para decorar empleó sus viejos juguetes.
También improvisó un pequeño nacimiento que colocó sobre una vieja mesita de madera; acompañada de figurillas de animalitos y de la imagen de la Virgen María. Todo sin que sus padres lo supieran.
Conmovido por la situación, el profesor dio a conocer la imagen de Jesús junto a su arbolito, en donde se le ve completamente feliz, con los pies descalzos.
“¿Cómo ven la ilusión de este niño de tener un arbolito de Navidad? Tuvo la curiosidad de poner sus juguetes usados para no quedarse sin adornos. Ya le dije que yo le compro su serie de luces. ¿Alguien más se une a la causa?”, dijo el profesor.
Sin que nadie lo esperara, muchos internautas, e incluso el alcalde de su localidad, comenzaron a ofrecer ayuda a Jesús y a sus hermanitos: Francisco, de 13 años, y Sebastián, de 8 años. Razón por la que llegaron a la estación de autobuses para recibir sus merecidos obsequios.
Tendrán el Fin de Año más feliz
El profesor les obsequió luces para su arbolito; otras personas dinero, adornos, alimentos, un gran árbol navideño, muchos osos de felpa y juguetes. Fue tanto el revuelo, que la mamá de los niños, Eugenia Moreno Maroto, se enteró de todo y no pudo evitar conmoverse con la ilusión de sus hijos.
“Sí se está viendo la ayuda y están muy agradecidos, hasta sueñan con tener una bicicleta. Ojalá siempre las redes sociales tuvieran este uso”, señaló el profesor.
Esta es una muestra más del bien que se puede hacer cuando se actúa desde el corazón, desinteresadamente, aportando lo que se tiene para hacer sonreír a un niño.
Si está en tus manos, ten un gesto de solidaridad inolvidable para quienes más lo necesitan.