Dawn Guest, de 54 años, enfermera del condado de Marion, en Indiana, madrugó como de costumbre a su trabajo. Dejó todo en orden en casa y a su hijo Andre, de 16 años, durmiendo.
No imaginaba que horas después recibiría la llamada de su marido con la peor de las noticias, sería el inicio de una horrible pesadilla de 12 días que acabaría en la lamentable muerte de Andre.
“No me puedo explicar cómo un joven perfectamente sano de 16 años puede estar haciendo su propio sándwich de mantequilla de maní en la noche del miércoles, sacando su propio té del refrigerador y yendo a la cama como cualquier otro adolescente… Y en 24 horas pasar a estar luchando por su vida”, dijo Dawn.
Andre era un estudiante tranquilo de segundo año en la escuela secundaria Lawrence North, amante de Youtube y los videojuegos, destacaba en el baloncesto y los bolos. Fuera de que tenía algo de sobrepeso, algo nada raro en Estados Unidos, tenía una salud «normal».
Nació prematuro a las 25 semanas junto a su hermana melliza Abby, y tras ser unos pequeños guerreros luchando por su vida meses enteros en el hospital, finalmente fueron adoptados por Dawn y su marido. Andre fue diagnosticado de un autismo leve, que luego lo superó.
Cuando se suscitó la crisis del coronavirus, Dawn tomó absolutamente todas las precauciones al estar en primera línea como enfermera en un centro de mayores. Siempre que volvía a casa, tenía un procedimiento riguroso de desinfección para no poner en peligro a su familia.
Y Andre fue uno de los miembros de la familia que más extremó las precauciones sin salir de su casa durante el confinamiento. Pero esa mañana, su padre se quedó sorprendido cuando le pidió ayuda para tomar una bebida porque no podía hacerlo solo. Poco tiempo después se desplomó en el baño.
Cuando Dawn llegó a casa, Andre había perdido la capacidad de agarrar objetos, tenía problemas para estar de pie, tenía los ojos en blanco, no podía sostener el peso de su cuerpo y parecía confundido.
Andre fue trasladado de emergencia al Hospital Riley para Niños
El menor no tenía condiciones preexistentes; sin embargo descubrieron que había desarrollado una diabetes tipo 1 (su nivel de azúcar era 10 veces más alto de lo normal). Pero no supieron desde cuándo la tenía porque era un chico aparentemente sano.
Para los médicos fue casi imposible controlar los niveles de azúcar, empezó con un cuadro febril que no bajaba, tenía tos y problemas de respiración que no mejoraban ni con oxígeno. Quisieron descartar que fuera coronavirus, pero sólo en la segunda prueba dio positivo.
Sus hermanas también dieron positivo para el virus, aunque presentaban síntomas muy leves. Mientras que su madre se resistió a que le hicieran la prueba, porque en caso de dar positivo la enviarían a aislarse y no quería separarse de su hijo.
En cuestión de días, Andre tuvo graves complicaciones multiorgánicas que incluían: riñón, corazón, hígado y pulmones, sin que los médicos lograran entender su gravedad en picada. Sus síntomas correspondían al síndrome inflamatorio multisistémico que empezaron a desarrollar niños con covid.
A Andre lo pusieron boca abajo para mejorar su capacidad pulmonar pero nada daba resultado
A pesar de la gravedad, Andre mejoró notablemente y cuando Dawn pensó que lo lograría ya que el equipo médico estaba realmente dándolo todo, vino lo peor. Surgió una nueva complicación asociada al covid muy común en otros pacientes: problemas de coagulación. Lo que derivó en un paro cardíaco, al cual André no logró resistir. Falleció en el hospital el pasado 27 de abril.
A Johny le sobreviven sus padres, su hermana gemela, y sus otros 4 hermanos. Los Guest tenían 3 hijos biológicos, y 3 adoptados.
La muerte de Andre dejó una profunda huella en su comunidad debido a todo el empeño que pusieron los médicos. Quedaron destrozados y frustrados con esta enfermedad traicionera que se llevaba una vez más a una vida inocente con un futuro por delante.
Las Olimpiadas Especiales del Nordeste del Condado de Marion retiraron la camiseta de baloncesto del equipo de Andre, el número 54, y la enviaron a la casa de la familia. Recibieron infinitas muestras de solidaridad, mientas su madre sólo puede estar agradecida con el hospital porque sintió que se dejaron la piel por salvar a su hijo, pero no fue posible.
Comparte un mensaje de solidaridad con esta devastada familia que llora la partida de un adolescente por culpa del Covid. Y que sirva de alerta, las personas con sobrepeso también pueden convertirse en presa fácil de este virus que no perdona.