La adopción es un tema controvertido que afortunadamente en los últimos años ha tomado más protagonismo en la sociedad. Los famosos como Angelina Jolie, Madonna y Charlize Theron han traído estos delicados asuntos a la luz pública derribando un poco el gran muro de tabús y mitos sobre la adopción en el mundo entero.
Hoy en día las agencias reportan que las solicitudes han aumentado significativamente. Esto implica una gran esperanza para muchos niños que esperan la oportunidad de tener una familia y el amor que se merecen. Pero no todo es un lecho de rosas, hay ocasiones en las que el amor y el ambiente normal de una familia simplemente no es suficiente para lograr crear una familia ¿Qué pasa cuando las adopciones fracasan?
Las cifras son aterradoras con números que varían de un 5% en niños más pequeños hasta 25~30% en los mayores.
Los casos de adopciones truncadas son poco hablados, pues vienen cargados de un sinfín de sentimientos de culpa, vergüenza y auto-castigo; pero hay personas que han intentado romper el silencio. Un ejemplo fue el caso de la escritora norteamericana Joyce Maynard, quien adoptó dos niñas etíopes en 2009 y desafortunadamente debió renunciar a sus derechos y buscar un mejor hogar para ellas tras muchos intentos y tan solo un año y medio después.
«Recuerdo de tiempos más felices», Joyce Maynard confesó que no podía darle a las niñas, a quienes llamó sus hijas, lo que ellas necesitaban…
Otros casos han sido más extremos, como el de una mujer de Tennessee que puso a su hijo adoptado de 7 años en un avión de regreso a Rusia con una nota que decía “tiene serios problemas emocionales y posiblemente esquizofrenia”. Tal comportamiento es sin duda totalmente reprochable e irresponsable pero ¿qué podría llevar a una persona bien intencionada y noble a un cambio de corazón de este tipo?
Las adopciones truncadas se deben a falta de información por parte de los prospectos padres y la falta de preparación al tener que manejar niños con más necesidades especiales de las que eran conscientes.
Desde afuera una adopción truncada puede parecer como una decisión fría, pero este es el último acto de angustia de una familia que queda destrozada tras haber puesto todo de sí para hacer que las cosas funcionaran. Y lo peor es que es mucho más común de lo que creemos. Las agencias de adopción tienen la responsabilidad de dar a los padres una lista de posibles comportamientos a esperar en los niños que han sufrido de abuso, maltrato y abandono. Los futuros padres deben asistir a clases, recibir terapia y evaluar qué cosas están dispuestos a aceptar con mucha conciencia, sin embargo hay algunos que no lo toman en serio y piensan que jamás habrá un niño que no responda a su amor y atención.
En otros casos el sistema está tan colapsado que omiten información sobre el pasado de los niños con tal de que puedan ir a un hogar.
Muchos de estos niños sufren Trastornos afectivos de vinculación y apego, que en términos más comunes se traduce en miedo a amar. Las familias adoptivas necesitan mucho apoyo para lograr vencer las cicatrices de un pasado de abuso que los niños traen a sus nuevas familias. lamentablemente muy poco se sabe del profundo efecto real que tiene el abandono en los niños a temprana edad. El Profesor Stephen Scott, director del equipo de adopción del Hospital Maudsley en Londres, dice que el comportamiento disruptivo se deriva de que estos niños no saben regular sus propias emociones porque nunca fueron calmados y consolados por un familiar amoroso. Esto también afecta al funcionamiento del cerebro.
Después de años de abandono, la más mínima frustración puede desencadenar una ola de hormonas de estrés que lleva al niño a un estado inalcanzable de ira.
Christine Dobson, directora del programa de Trauma Infantil en Texas, explica que el cuidado que un pequeño obtiene durante el proceso de desarrollo neural que lo que ocurre en los primeros tres años de vida determina la forma en que el niño interpreta el mundo. Un niño que tiene un cuidador amoroso verá el mundo como un lugar hermoso asumiendo que todo el mundo es bueno hasta que de más mayores descubren que no es así. Pero un niño que recibe un cuidado errático o es completamente abandonado asume que el mundo y todos a su alrededor son peligrosos y dañinos, por eso se crea su incapacidad de conectarse y amar.
Estos niños pueden ser muy violentos, obsenos o incluso peligrosos para sí mismos o los demás, se requiere un tipo muy especial de padres para poder manejar estas conductas y darles lo que necesitan.
Poco a poco más y más familias están saliendo a la luz con sus historias de adopciones difíciles, pues quieren ayudar y apoyar a otros que estén pasando por lo mismo. Los expertos recomiendan buscar ayuda, terapias y mucho apoyo antes de que la situación se vuelva imposible de manejar y la adopción sea un fracaso. Rachel Humphrey ha tenido a su hijo Tom, de 9 años, por 3 años y aunque le costó su matrimonio y parte de su vida profesional, ella no está lista aún para rendirse con un pequeño que solo ha conocido el abandono. Él es violento, agresivo, la golpea, usa malas palabras, lenguaje grotescamente sexual y simplemente es incapaz de conectarse, él hasta se deshace de sus juguetes para no apegarse a ellos. Él mismo, Tom, se lo dice:
“Es más fácil no tener una mamá porque amar a alguien da mucho miedo, tengo que matarte para poder volver al orfanato.”
Pero en los días buenos Tom es un niño brillante, energético, encantador y entusiasta que ama el fútbol… hasta que algo sucede. Pero cuando los días buenos se acaban la adopción también, así fue el caso de Mary and Craig Allen, quienes tuvieron a unas hermanas por 6 años hasta que ya no pudieron continuar.
“No podíamos darles una educación y mantenerlas a salvo, siempre había algo nuevo de que preocuparse, la policía siempre estaba involucrada tratando de sacarlas de un problema diferente y los años de abuso y maltrato pasaron factura. Nosotros nos convertimos en sus víctimas, nos golpeaban y atacaban tanto que ya no podíamos más. Ahora en una institución pueden recibir tratamiento, una educación y aún podemos ser mamá y papá.”
Cuando al abuso físico y psicológico se unen el abandono y el maltrato sexual, el niño pasa a modo supervivencia, pierde su conexión con el mundo, necesita de padres amorosos pero también que puedan manejar sus necesidades especiales.
Mercedes Mas Soler compartió su historia y sentimientos cuando su propia familia se desintegró ante una adopción truncada. Cuando los padres ya no pueden manejar a los niños, reciben apoyo y el niño puede ser institucionalizado, pero es sistema funciona igual que con un hijo biológico, es irreversible. Pero lamentablemente el apoyo para este tipo de casos es insuficiente, las personas no saben en lo que se están metiendo y por lo tanto no están preparadas para manejarlo.
Es muy difícil romper esa imagen del niño ideal que encaja con la familia perfecta para enfrentarse a una realidad totalmente opuesta.
Una posible solución es lo que algunos lugares están implementando y se llama planificación concurrente, aquí el niño es alejado del hogar dañino lo más rápido posible y situado en el hogar de la familia prospecto inmediatamente. Los padres biológicos tienen un año para cambiar sus vidas y recuperar los derechos de custodia del niño, al cabo del cual si no se han logrado progresos, el proceso de adopción formal por parte de la familia toma lugar. Así el riesgo mayor lo corren los adultos que están involucrados mientras el niño permanece en un ambiente seguro, amoroso y protegido.
Lamentablemente este sistema es mucho más costoso y requiere de más personas trabajando en el servicio de atención a menores para que pueda tomar lugar, y el estado simplemente no lo tiene como prioridad.
Mientras tanto los padres que se encuentran en esta difícil situación y los niños que no pueden manejar pagan el alto precio de un sistema roto.
Comparte esta cruda realidad, juntos podemos tomar acción para lograr un mejor sistema que garantice el futuro de tantos niños que sufren.