Celeste Gravenmier, como cualquier niña de 5 años, es una pequeña inquieta y divertida, a la que le gusta mucho correr y brincar por toda la casa. Aunque sus padres quisieran que esa energía disminuyera por las noches, eso no sucede. Y fue lo que pasó el momento de cepillarse los dientes para ir a dormir.
Celeste vive con sus padres Mitchell y Victoria, y su hermano Matthew, en West Valley City, Utah.
La pequeña no quiso seguir la advertencia de su padre de que se quedara quieta mientras se cepillaba los dientes sobre la cama. Su padre explica que en su hogar los niños se cepillan los dientes sentados allí para evitar que corran.
Celeste tenía el cepillo en la boca mientras saltaba y Mitchell sabía que cualquier movimiento podría resultar fatal, así que le pidió encarecidamente que dejara de brincar.
Los presagios de Mitchell al parecer no tardaron en cumplirse. Y Celeste, en un mínimo descuido de su padre que se dio la vuelta para preguntarle algo a su esposa Victoria, terminó con el cepillo incrustado en su garganta, la pesadilla de todo padre.
Mitchell llevó a la cama a Celeste y a su hijo Matthew de 2 años cuando ocurrió el dramático accidente doméstico.
El padre en cuestión de segundos escuchó un grito agonizante.
«Cuando me di la vuelta de nuevo, en un segundo, Celeste ya se había caído de bruces al suelo», cuenta Mitchell.
Cuando Celeste se reincorporó el padre pudo ver que había un poco de sangre alrededor, pero jamás se imaginó la gravedad del asunto.
«Pensé que podría haberse lastimado las encías o haberse mordido el labio, pero después con mi linterna, descubrí un agujero muy grande en la parte posterior de su boca. Medía casi 3 centímetros», agregó.
Lógicamente, la pequeña se asustó terriblemente porque su boca enseguida se llenó de sangre. Así que la llevaron de urgencia al hospital, donde le tomaron una radiografía para verificar que no hubiera arterias ni vasos sanguíneos importantes comprometidos. Afortunadamente, los médicos hallaron que todo estaba fuera de peligro pero era necesaria una cirugía de emergencia para cerrar semejante agujero, lo peor no había pasado todavía.
«Se dañó el paladar hacia la parte posterior de la boca, en el área de la garganta y la zona de la lesión es lo que usas para emitir ciertos sonidos», detalló el padre.
Los médicos tardaron 2 horas y media en la cirugía de Celeste por tratarse de un lugar de difícil acceso.
La pequeña se ha recuperado de maravilla, y ahora ya está en casa bajo el cuidado de sus padres. Definitivamente, pudo ser mucho peor pero Celeste ahora tiene pánico a cepillarse los dientes sólo de pensarlo. Seguramente habrá aprendido la lección, aunque sea de ese triste modo.
Pero no todo está resuelto, los médicos advierten de que aunque ahora todo está bien, no descartan que en el futuro Celeste tenga problemas para emitir algún sonido. Sus padres ahora se encargan de difundir su experiencia para advertir a otras parejas.
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