Daylan McLee, de 31 años, de Pensilvania, ha sido víctima a lo largo de toda su vida de tratos injustos y abuso de la autoridad policial, solamente por su color de piel, según declaraciones de su abogado, el Sr. Wright.
Tras la fuerte tensión en torno a las protestas en contra del racismo por la muerte de George Floyd, lógicamente la sensibilidad por parte de la comunidad afroemericana parece estar a flor de piel, y con justa razón.
Lo que Daylan no se imaginaba es que tuviera que enfrentarse a la decisión, polémica para algunos y aplaudida para la mayoría, de salvarle la vida a un policía blanco.
Mc Lee se convirtió en el héroe afroamericano que salvó de la muerte al oficial blanco Jay Hanley
Los hechos sucedieron cuando McLee escuchó el estruendo de una patrulla que había chocado con otro vehículo frente a su departamento en Uniontown.
Hanley luchaba por su vida dentro del auto cuando las llamas ya estaban en su asiento. Y como era de esperar, desgraciadamente tras la ola de odio que se ha suscitado en el ambiente, confiesa que por un segundo dudó si debía intervenir.
Esto, no sólo por lo sucedido con Floyd, sino porque en el año 2018, McLee tuvo que estar tras las rejas injustamente durante un año, porque lo confundieron con un hombre armado en una pelea. Básicamente por su apariencia: con tatuajes y al ser un hombre de color, tenía todas las de perder.
Pero McLee, que es un hombre que trata de inculcar en su hijo, sólo sentimientos de amor y perdón, supo que debía salvar al oficial.
«No sé en qué pensé. Solo sé que saqué la puerta y lo arrastré hasta el otro lado de la calle”, relató McLee.
Después de que incluso algunos amigos afroamericanos cuestionaron su proceder, diciendo que ellos quizás sí se lo hubieran pensado 2 veces antes de ayudar a un policía blanco, él decidió dar contundentes declaraciones a los medios, que se han vuelto virales:
«Necesitamos trabajar en nuestra humanidad … ese es el principal problema de este mundo. Estamos estancados en cómo vengarnos, y no es así como me criaron. Aprende, sigue adelante, me enseñaron que hay que perdonar… Y perdonar en grande», empieza el discurso de McLee.
«No puedes basar todas tus reacciones por un problema que tuviste con un individuo», agregó alegando su injusto arresto.
Un portavoz de la policía, Thomas Kolencik, confiesa que se le quebró la voz cuando escuchó del gesto y las palabras de McLee.
Kolenick, entre lágrimas, no dudó en abrazar a McLee por su heroísmo
«¡No iba a permitir que muriera! Hay valor en cada vida humana. Todos somos hijos de Dios y no puedo imaginar ver a alguien quemarse. No importa lo que otras personas u oficiales me hayan hecho a mí. Yo sólo pensé: este tipo merece llegar a casa y abrazar a su familia», dijo McLee a los medios.