Si tomas una ducha diaria, que dura aproximadamente ocho minutos según las últimas estadísticas realizadas, podemos concluir que anualmente pasas más de 48 horas bajo la regadera.
Lo que no sabes es cuánto de ese tiempo has malgastado haciéndole daño a tu cuerpo, al ambiente o a tu cuenta bancaria. Hoy verás algunos de estos errores, que quizá cometes sin darte cuenta:
1.- Pasas mucho tiempo en la ducha
Estar largo rato bajo la ducha puede ocasionar resequedad en la piel, además de ser un gasto innecesario de agua. Según la organización Alliance for Water Efficiency, en una ducha promedio en América se consumen 17,2 galones de agua. Si recortas el momento de bañarte a unos cinco minutos estarías ahorrando algo importante para el planeta.
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2.- Te echas el champú y el acondicionador como último paso
Echarse el champú y el acondicionador debe ser lo primero al momento de bañarte, ya que el residuo de estos productos puede quedarse en tu cara, piel o inclusive cabello a pesar de la enjuagada. Por eso tiene sentido hacerlo de primero, para que corra la mayor cantidad de agua en todas partes. Además, es bueno que te enjabones después, porque así terminas de quitar las partículas de esos productos.
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3.- La temperatura del agua está muy fría o muy caliente
Es bueno encontrar el punto medio en cuanto a la temperatura del agua, aunque sabemos que esto supone un gran reto. Es popular el sentimiento placentero de una ducha caliente, sobre todo cuando hace frío.
También es satisfactoria una ducha helada cuando el verano no nos deja concentrarnos por calor. Pero créelo, es mucho mejor a largo plazo para la salud de tu piel, mantener la temperatura moderada sin importar el clima que haya afuera.
Pregúntale a tu dermatólogo si no lo crees; los profesionales aconsejan una temperatura cálida, no hirviendo, para prevenir que la piel se reseque.
Puedes inclusive ajustar la temperatura de tu ducha, en algunos casos, para prevenir algunos niveles extremos que te harán daño. Además, ese también es un gasto innecesario. Al usar menos el calentador verás cuánto podrás ahorrar.
4.- Ignoras la rutina post-ducha
Es aconsejable secar tu piel gentilmente con una toalla. Si frotas duro la tela contra tu cuerpo, eso puede causarte irritación o inclusive picazón. Además de eso, trata de aplicarte siempre alguna crema humectante que contenga protector. Eso es ideal para la salud de tu piel. Recuerda que cuando lo apliques tienes que estar totalmente seca.
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5.- Puede ser que no estés ventilando el baño de forma correcta
El moho aparece en áreas húmedas especialmente, así que un baño sin ventilación es su hogar soñado. A pesar de que no todos los edificios incluyen la ventilación como un requisito indispensable para los baños, te aconsejamos que instales un extractor de aire. Manténlo activo durante algunos minutos extra después de terminar de bañarte, ya que el agua tiende a permanecer en superficies como el techo o paredes cercanas a la bañera.
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6.- Usas la regadera incorrecta
¿En qué año se fabricó la regadera que estás usando? Si fue antes de los 90’s, puede tener un flujo de 5,5 galones por minuto. Compara eso con las actuales regaderas que hay en el mercado, que cumplen con el requerimiento legal de tener tan solo un flujo de 2,5 galones de agua por minuto, o inclusive menos. Chequea esto, ya que es importante tanto para la salud de tu piel, como para tus gastos.
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Después de leer esto, ¿cómo evaluarías tu rendimiento al ducharte? Muchos no saben que además de la temperatura y la duración del baño, hay un montón de cosas que es bueno saber y tener en cuenta.
Podemos cuidar nuestro cuerpo mucho mejor de lo que lo hacemos, y no es necesario invertir tanto tiempo en ello. Intenta usar productos naturales, con pocos químicos, ya que eso también es perjudicial para la piel. ¡Quiérete y cuídate!
¡Comparte esta útil información con todos tus conocidos!