Ante una necesidad puede surgir una idea para simplificar la manera de satisfacerla, y justamente esto fue lo que hizo Nick Konkler, un joven de Seattle, Washington, Estados Unidos, que en vida creó un dispositivo para hacer más cómoda la vida de los niños con cáncer en el hospital.
Lamentablemente, Nick no tuvo tiempo para ver su gran sueño hecho realidad, pero tras su muerte en el 2015, cuando tenía 17 años, sus amigos decidieron continuar con su legado. Un año después todos los niños del hospital tenían un dispositivo personalizado que fue ideado por Nick.
En vida este jovencito manifestó su interés por la carpintería e hizo uso de sus facultades para idear un práctico dispositivo muy parecido a un monopatín para simplificar la movilidad de los niños enfermos de cáncer.
Este dispositivo también ayudó a motivar a los niños para que se levantaran de la cama y dentro de sus posibilidades dieran un divertido paseo.
La carpintería para Nick representó una ocupación que lo ayudó en su lucha diaria contra esa terrible enfermedad que padeció durante 4 años. Su inclinación por este oficio le permitió la satisfacción de ayudar a otros seres que estaban en su misma condición.
Indiscutiblemente este joven dejó un legado muy especial a todos los niños ingresados en el Hospital Mary Bridge de la ciudad, el mismo centro de salud donde él fue tratado.
Lamentablemente Nick no estuvo dentro del 80% de supervivencia pronosticado para estos niños. Tampoco tuvo tiempo para ver su gran sueño hecho realidad, sin embargo, sus amigos asumieron la responsabilidad de hacerlo en su honor.
Su plan era emplear el tiempo de la clase de taller en Auburn Riverside High School para construir un Lily Pads, como se le llamó a este dispositivo, para cada niño en el hospital.
El Lily Pads es similar a un monopatín, es una plataforma con ruedas en forma de hoja donde el niño se puede sentar. Lleva incorporado un poste intravenoso que permite colocar la medicación.
Los niños pueden desplazarse sin tener que interrumpir la medicación o cargar con los instrumentos por donde es suministrado el tratamiento. Este joven, en medio de su lucha contra el cáncer vio la oportunidad de facilitar la movilidad de estos niños que ya de por sí tenían suficiente con la batalla que estaban librando.
Varios amigos de Nick comentaron que él quería entregar un Lily Pads personalizado a cada niño del hospital, pero no pudo cumplirlo. Para ellos, Nick era una persona muy sonriente, llena de optimismo incluso en sus peores momentos.
Ellos decidieron continuar con el legado de su amigo. Un año después de su muerte el sueño de Nick se cumplió. Sus amigos repartieron en el centro hospitalario todos los dispositivos construidos para los pequeños del hospital… ¡Todos estaban personalizados!
Desde entonces, su historia se ha consolidado en el Lily Pad Project y ha llegado a Florida, Texas y a otros estados gracias a la organización «SEE YA LATER» Foundation.
Definitivamente Nick estuviera muy contento de ver cómo su legado se convirtió en un festín de colores y sonrisas por los pasillos del hospital. Los comentarios y agradecimientos no se hicieron esperar. El personal médico y de enfermería, familiares y pacientes manifestaron su felicidad.
Finalmente, el sueño de Nick se hizo realidad gracias a sus amigos, quienes se encargaron de que desde el cielo esté feliz y orgulloso de su gran invento. Comparte el valioso legado que dejó Nick antes de alzar su vuelo.