Muchas mujeres sueñan con convertirse en modelos de pasarela profesionales y desfilar en todas las que existen en el universo de la moda, sin embargo, los juicios y las críticas basadas en los estereotipos les rompen los sueños y les hacen creer que esto nunca sucederá.
No es el caso de María Júlia de Araujo, una joven oriunda de Brasil quien nació con síndrome de Down y, a sus 19 años ha logrado su sueño.
María Júlia, quien se hace llamar Maju de Araujo, tenía 16 años cuando comenzó a desfilar hermosa y delicada en las pasarelas de moda. Desde su más tierna edad trabajó incansablemente por alcanzar su más anhelado deseo de ser una modelo cotizada.
Su increíble belleza y su candor cautivó a los espectadores y amantes de los trapos y, después de ganar el concurso Miss Teen Rio de Janeiro, la carrera de María Júlia se catapultó hacia el estrellato.
Maju nació en la ciudad de Río de Janeiro el 20 de junio de 2002, producto de la unión de la famosa chef carioca Adriana de Araújo y el analista de sistemas Orando Pereira Dias. Desde muy niña, su deseo más grande era subirse a una pasarela. Gracias a su resiliencia y tenacidad, su sueño se hizo realidad.
A través de sus cuentas personales en las redes sociales, Maju comparte un poco de su vida, sus anhelos y metas profesionales. Pero, lo más bonito de todo es que, lo que busca en verdad María es inspirar a las personas que son como ella a no rendirse y trabajar arduamente para lograr lo que se propongan en la vida.
María quiere acabar con todos los estereotipos. Vive con alegría cada día de su vida, baila y celebra, demostrándonos con creces que ser feliz es más sencillo de lo que parece.
“Cuando quieras bailar, ve ahí, entre la multitud, y baila. Cuando quieras abrazar, abraza. Cuando quieras decir que una persona es hermosa, no pierdas la oportunidad de decírselo”, comenta la joven modelo en su publicación.
El objetivo central que anima a esta joven luchadora es impactar al público y que las grandes firmas textiles alrededor del mundo se fijen en ella y, con ello derribar los estándares de belleza actuales y demostrar que no son nada en comparación con la belleza única que emana de cada ser humano.
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“Sus sueños se han vuelto una realidad. Trabajó muy duro para lograrlos y hoy es la modelo que siempre quiso ser. Me siento muy orgullosa de ella”, comentó su madre.
Esta historia nos inspira y nos muestra, una vez más, que las personas con síndrome de Down son tan valiosas como cualquier otro ser humano. Su discapacidad intelectual y los rasgos físicos particulares que tienen no las definen.
Comparte este relato con tus seres queridos y recuerda que, tal como Maju, las personas con síndrome de Down son capaces de desarrollarse en sus áreas de mayor interés y tener una vida plena.