La pérdida de un bebé siempre es algo muy doloroso para una madre, pero las circunstancias bajo las cuales la protagonista de este caso perdió a su bebé han quedado grabadas en su memoria para siempre. April Hinson, de 38 años, tuvo que contener el cerebro de su hija fallecida durante el parto, un momento que destrozó su corazón.
Al enterarse de que estaba embarazada, April Hinson se puso en control con un especialista en Ohio, de donde es oriunda. Todo aparentaba ir muy bien pero a las 10 semanas de embarazo se detectó que la pequeña tenía anencefalia, una enfermedad rara neural. La criatura de nombre Sianna Frye tenía un agujero detrás de su cabeza que impidió que su cerebro se formara correctamente.
Esta enfermedad es muy rara y de cada 10,000 bebés nacen con ella. La anencefalia afecta el desarrollo del cerebro o la médula espinal de un bebé, pues sus huesos del cráneo no se forman correctamente. Al descubrir el diagnóstico, los médicos dieron la noticia a la madre quien se negó a abortar y decidió continuar con el embarazo a pesar de los riesgos.
April no tuvo un embarazo sencillo. No obstante, la mujer estaba esperanzada y decidida a luchar por Sianna hasta el último instante. La cesárea de la Sra. Hinson estaba programada para el 13 de marzo de 2016 pero, lamentablemente, la pequeña falleció en el útero 30 minutos antes de que se realizara la cesárea. Esta valiente madre tuvo que sostener el cerebro de su hija fallecida y ponerlo nuevamente en su lugar, justo en el momento de dar a luz.
«Tuve el gran honor de poder llevarla y pude sentirla moverse. Cuando ella nació, le dije que la amaba y que era perfecta. La amo incondicionalmente», dijo April.
A pesar de las complicaciones, Sianna Frye desafió todas las probabilidades y vivió casi 38 semanas en el vientre de su madre. La niña pesó poco más de 3 kilos, un tamaño bastante considerable en relación a sus dificultades de desarrollo. April recuerda que al nacer la pequeña, ayudó a la enfermera a colocar unas vendas para contener el cerebro de la niña.
“Fue raro porque ni siquiera me sentía triste o avergonzada por volver a ponerlo. La enfermera me miró y me dijo: ‘veamos si podemos hacerlo un poco más fácil’. Le pusimos un vendaje claro, y como el vendaje no se mantenía muy bien. No se pegaba muy bien en absoluto. Teníamos un paño que teníamos en la parte posterior de su cabeza la mayor parte del tiempo. Llegué al punto en el que ni siquiera me importaba si su sangre caía sobre mí», relató la madre.
Después de que Sianna nació sin vida, April pudo convivir con la niña durante tres días antes de su funeral. En marzo de este año se cumplirán 3 años de ese trágico episodio y April Hinson continúa visitando la tumba de Sianna cada domingo para llevarle globos.
Además, la madre se ha dedicado a dar charlas sobre la anencefalia con el fin de brindar apoyo a otros padres y poder crear consciencia sobre esta terrible condición.
April Hinson luchó hasta último momento por la vida de su hija, pero no pudo contra su enfermedad. Comparte su caso y ayuda a promover los estudios sobre la anencefalia.