La espera del nacimiento de un hijo supone felicidad y alegría por la nueva vida que llega a la familia. Sin embargo, hay riesgos que a veces empañan esa felicidad.
Es devastador cuando una madre espera oír el llanto de su hijo al nacer y sólo escucha el profundo silencio de un corazón sin latir. Jemma Bennett, una madre de 31 años de Barnstaple, Devon, que vivió esta terrible y dramática experiencia.
Lamentablemente la placenta de Jemma se desprendió de las paredes del útero a tan sólo horas de entrar en trabajo de parto. Después de dar a luz a Harlee, su hijo sin vida, lo acurrucó por más 24 horas antes de despedirse físicamente de él. ¡Qué dolor tan grande!
Cuando sucede un desprendimiento de placenta se interrumpe el suministro de nutrientes y oxígeno, lo que produce la triste muerte del bebé que aún no ha nacido.
Jemma decidió publicar las desgarradoras fotos de los únicos momentos con su hijo en brazos para crear conciencia sobre este tema sobre el que pocos se atreven a conversar, alega que una situación tan dura para los padres no debería seguir considerándose un tabú.
Ella manifestó su indignación ante la indiferencia de muchas personas que a pesar de conocer la dura realidad que su familia vivió no hicieron comentario alguno, ni para dar las condolencias.
Las personas intentaron mantener una pequeña conversación como si nunca hubiese estado embarazada. Nadie preguntó qué pasó, nada, ni una palabra”.
Jemma aclaró que entiende que la gente no sepa qué decir y que es muy difícil hablar de eso, pero que ignorar la situación tampoco le hace sentir bien.
Las madres como yo que han dado a luz a un bebé sin vida son tratadas de manera distinta a las otras madres. Sin embargo, llevamos a nuestros pequeños en el corazón. Fue real, dimos a luz y tenemos una historia que contar, como cualquier otra familia».
Cuando conocieron el sexo de Harlee representó mucho para Jemma, en ese momento celebró en compañía de su madre la llegada de un varón a la familia después de tener 4 hijas.
Unos días después de esa emocionante visita al médico, en la semana 20 del embarazo, Jemma recibió la terrible noticia de la repentina muerte de su madre a causa de un ataque al corazón.
Fue una experiencia dolorosa. Se aferró a sus hijas y a su bebé para poder reconfortarse ante la nostalgia y la tristeza. Afortunadamente su embarazo continuó sin problemas hasta unas horas antes de su trágico parto cuando empezó a sentir un dolor intenso.
Jemma comentó que siempre pensó que el parto de Harlee sería igual de rápido que el de sus hermanas, sin embargo, el dolor se hizo tan fuerte que no le permitió doblarse y necesitó ayuda para salir del baño.
En ese momento supo que algo estaba mal y llamó a North Devon District Hospital. Una ambulancia y una partera llegaron a su casa al mismo tiempo.
En el hospital la ingresaron de inmediato a la sala de partos, entró un especialista para examinarla y descubrió que la placenta se había desprendido por completo.
Cuando el especialista vino a verme, supe que había algo mal pero no sabía qué. No pude oír nada, finalmente el silencio se rompió con las palabras que ninguna madre quiere escuchar… No hay latidos”.
Lo que siguió fue la peor pesadilla que puede vivir toda madre, después de pocos empujones llegó Harlee Noah en un largo silencio que se ahogó con el más profundo dolor.
Después del nacimiento de Harlee, sus padres lo arrullaron por más de 24 horas gracias a una cuna especialmente refrigerada que esta disponible en algunos hospitales que permite que los bebés nacidos sin vida o fallecen poco después de nacer sean preservados.
Era un ángel perfecto con labios de capullo de rosa. Lo sostuve con amor en mis brazos”.
Durante esas horas fueron muchos los sentimientos encontrados, hablaron de sus esperanzas y sueños.
Tomaron impresiones de sus pequeños pies y algunas muestras de su cabello.
No dejaron de decirle cuánto lo amaban.
Jemma y Mark cuestionaron sobre llevar a sus hijas durante esas horas tan especiales con Harlee, sin embargo, decidieron no hacerlo porque podía ser demasiado impactante para ellas.
Jemma quiere hablar sobre el tema para que la gente sepa que los padres como ellos, que han tenido bebés sin vida, necesitan conversar de sus hijos porque ellos están presentes en sus corazones.
Ella comenta que es importante dejar salir la tristeza porque no habrán anécdotas sobre sus primeros pasos, su primer diente, su primer día en la escuela. Son sentimientos que oprimen el alma.
Podemos estar tristes y llorar, pero es porque extrañamos mucho a nuestro pequeño».
Reconoce que es un poco incómodo que las personas escuchen lo que pasó, pero tengan una actitud como que si nunca hubiese existido, cree que es quitarle importancia a su hijo.
En honor al pequeño Harlee, Jemma decidió donar parte del cabello de sus hijas a The Princess Trust, es una manera de regalar una sonrisa a un ser inocente que lucha por su vida.
Para Jemma y su familia ha sido una experiencia muy dolorosa y están aprendiendo a vivir sin el hijo que ahora definen con su ángel. Tienen la esperanza de reencontrarse con él en el cielo.
Jemma quiere que otras madres que estén pasando por lo mismo no se sientan solas y hablen de su historia para liberar un poco la opresión del pecho que ahoga el alma en dolor y lágrimas. ¡Comparte su historia!