Arya Permana, de 11 años de edad, se ha convertido en la persona más joven del mundo en haberse sometido a una operación de manga gástrica, procedimiento en el cual una porción del estómago del paciente es removida para de esta manera reducir su apetito y la cantidad de comida que este puede consumir.
La razón por la que un niño tan joven ha tenido que pasar por algo que suena tan severo y doloroso es porque el pequeño Arya a tan corta edad ya pesaba 190 Kg, lo mismo que seis niños de peso normal de su edad.
El joven Arya vive con sus padres, Ade y Rokayah Soemantri, en Karawang, al Oeste de Java en Indonesia, donde comía alrededor de cinco veces al día y sufría constantemente a causa de su peso ya que este le impedía caminar por más de cinco metros sin sentirse exhausto y por lo tanto no podía realizar actividades normales de un niño de su edad.
Al ver el estado al que había llegado su hijo, sus padres decidieron que era vital para su salud que se sometiera a la operación, no solo para mejorar su calidad de vida, sino también para salvarlo de una muerte prematura por problemas de salud causados por su sobrepeso.
Apenas seis meses después de la cirugía la nueva dieta de Arya está dando frutos ya que ha logrado perder casi 31 Kg; es decir, una sexta parte de su peso original.
Por su parte, los cirujanos en el hospital Omni de Jakarta esperan que el joven llegue a perder cerca de 100 Kg pasados los 12 meses de haberse encontrado en la mesa de operación donde se le fue removida una gran porción de su estómago.
Originalmente los doctores se habían referido al caso de Arya como “uno de los casos de obesidad más desafiantes en el mundo” y habían diagnosticado que si no se tomaban acciones drásticas la vida del joven podría acabar muy pronto.
Sin embargo, después de la cirugía el apetito de Arya disminuyó y sus porciones reducidas de alimento lo hacían sentir lleno por más tiempo, evitando así que comiera más de lo que necesitaba.
La dieta diaria del preadolescente anteriormente consistía nada más y nada menos que de pollo frito, arroz, fideos y helado de chocolate, mostrando una enorme deficiencia en varios peldaños de la pirámide alimenticia, a pesar de los mejores intentos de sus padres, quienes intentaron someterlo a dietas y anotarlo en programas de ejercicio.
Sin embargo, ellos parecían olvidar el pequeño detalle de que para que su hijo perdiera peso, ellos debían dejar de alimentarlo con comida grasosa y alta en colesterol, tal como anchoas salteadas y huevos cocidos.
Afortunadamente las cosas van mejorando poco a poco para Arya; él está consciente del largo camino que tiene por delante, pero está determinado a mejorar su salud y llegar a pesar lo que un niño de su edad debería.
Voy a jugar con mis amigos en la piscina, jugaré futbol y montaré en bicicleta”, declara el joven sintiéndose optimista sobre su futuro.
Recordemos siempre que nuestro cuerpo es nuestro templo y debemos cuidarlo con el fin de tener una larga y saludable vida. Es importante prevenir situaciones tan extremas que puedan atentar contra nuestra integridad.
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