Los hijos son lo más maravilloso de la vida. Madres y padres pasan su vida junto a los más pequeños en el mejor y tal vez más difícil de todos los trabajos: cuidarlos ofreciéndoles todo su amor y protección.
Lamentablemente, en algunos casos el destino puede sorprenderlos con una tragedia que los enfrente a hechos desgarradores, como le sucedió a la madre estadounidense de esta historia.
Ashley Green, quien se encontraba camino a casa con sus ocho hijos manejando su camioneta por un terreno montañoso, nunca pensó que ese trayecto sería el viaje más doloroso de todos. En esos aciagos momentos viviría la pesadilla de toda madre.
Solía pararse a cada momento para asegurar los cinturones de sus pequeños. Titus, el menor de todos, era quien tenía más problemas con ese gesto de su madre, siempre peleaba para soltarse del cinturón,. Él, que se creía un superhéroe, le comentaba a su madre que Flash no necesitaba cinturón.
Ashley usó todas las estrategias para evitar que Titus se liberara. Arneses, asientos, cinturones diversos que el menor siempre soltaba. Era un reto poder sujetarlo, se volvió un juego. No tenía la menor idea que dicho juego se convertiría en el límite entre estar a salvo y no estarlo.
La mujer manejaba y a cada rato se detenía para asegurar a Titus. Siguiendo el camino, pudo ver una piedra acercarse vertiginosamente al vehículo. Tenía que tomar una decisión: o chocar de frente contra la piedra, o lanzarse a un lado de la carretera. El problema es que justo al lado había un río.
¿Qué camino tomó la pobre mujer?, chocar de frente contra la piedra. La opción que menos les favoreció.
El golpe fue tan fuerte que hizo rodar a la camioneta hasta un acantilado. La aturdida Ashley apenas pudo levantarse comenzó a poner a salvo a cada uno de sus niños. Todos, o casi todos estaban a salvo, todos menos Titus.
Cuando se dio cuenta, el niño estaba debajo de la camioneta, solo podía ver la mitad del cuerpo mientras luchaba por levantarlo con la ayuda de uno de los pequeños. Cuando pudieron quitarle el peso al cuerpecito pudieron comprobar que yacía sin vida.
Intentó en vano reanimarlo con pequeños masajes en el cuerpo. Fue imposible, Titus ya había partido al cielo.
Esto no fue lo peor para Ashley, eso vino luego, cuando compartió su experiencia en Facebook. Escribió cómo pudo ver en las noticias la forma en que anunciaron el accidente en donde perdió la vida su pequeño, como si anunciaran el clima, como al anunciar el descubrimiento de un nuevo planeta.
La respuesta fue horrible. Escribieron que era la peor de las madres, la cuestionaron por no mantener a salvo a su pequeño.
Ella apenas alcanzó a reclamar y decir que nadie podría entender su dolor jamás, recomendando a los padres estar el tiempo suficiente con sus hijos, compartir con ellos, sentir su olor, jugar cada vez que puedan porque nunca sabemos cuando la vida nos arrebata lo que más amamos.
Comparte esta desgarradora historia entre tus familiares y amigos, para así recordar a los padres lo valiosa que es la presencia de sus pequeños.