Ya han pasado 23 años del ataque con ácido que sufrieron Geeta Mahour y sus dos hijas a manos de Inderjeet quién es el esposo de Geeta y padre de las pequeñas. La hija mayor se llama Neety y tenía tres años para la noche del ataque, y la hija menor, Krishnna, contaba sólo 18 meses de nacida y murió por una infección luego de salir del hospital a consecuencia del ataque.
La noche del ataque, Inderjeet esperó que durmieran profundamente para arrojarles ácido en el rostro a su esposa y dos hijas. El hombre estaba en estado de embriaguez, fue apresado al día siguiente pero a los meses fue liberado.
Estábamos durmiendo en el patio cuando él se nos acercó silenciosamente y derramó ácido sobre nosotras. Aunque no lo vi verter el ácido, supe que era él porque a menudo solía amenazarme», recuerda la mujer.
Recuerdo gritar y gritar, mis niñas gritaban y mi madre corría. Ella llamó a la policía y estuvimos hospitalizadas durante tres o cuatro meses», cuenta Geeta.
Geeta, hoy con 40 años, cuanta que los primeros meses después de salir del hospital se ocultó en casa de su madre, hasta que las cicatrices de ella y de su hija sanaran. Explica que, cuando se sintió más fuerte, regresó y perdonó a su esposo porque le había escrito una carta desde prisión pidiéndole perdón.
Me asusté, retiré todos los cargos y fue puesto en libertad. Durante los siguientes 14 meses me quedé con mi madre, pero él siguió visitándome, siempre disculpándose», cuenta la mujer.
El hombre asegura que se arrepiente, pero el problema con el alcohol no lo ha superado y constantemente amenaza a su familia. La mujer no sólo regresó a la casa con su esposo, además tuvo una tercera hija con él que también está en riesgo de las amenazas que hace su padre alcoholizado.
Aún hoy, cuando se emborracha, amenaza con matarnos. Pero ahora nada me molesta. Lloro todas las noches por la miseria que estamos obligadas a vivir, pero esta es nuestra vida», dijo Geeta.
Geeta excusa su decisión por la pobreza de su familia y es que, para ella y para muchas mujeres en India, la única forma de sobrevivir es con un esposo. Geeta prefirió ser atormentada por su esposo y no en cómo mantendría a sus hijas sin ningún medio económico.
«La gente nos odiaba. Se reían de nosotros y nos miraban con desprecio. Los vecinos incluso me pidieron que me fuera de la zona. Me enfrenté a mucha presión. Estaba preocupada por nuestro futuro. ¿Cómo iba a criar a mis hijos? Así que cuando mis heridas se hubieron curado y me sentí más fuerte volví con él. Durante muchos años fue amable conmigo y volví a compartir cama con él y tuvimos otra hija», relata Geeta.
Neetu no recuerda la noche del ataque, era muy niña, pero no cuestiona la decisión que tuvo su madre al volver. Neetu es la que se logra ver más afectada por la magnitud de las cicatrices en su rostro, brazos, pecho.
El ácido se filtró en ambos ojos, dejándola ciega, pero ella asegura que al igual que su madre ella perdonó a su padre.
Lamento mucho ese día. Y más cuando veo a mi hija Neetu. Me entristece verla así. Cuando veo a Neetu mi corazón llora», confiesa Inderjeet.
Es una terrible noticia, y es un verdadero cuento de horror la poca seguridad que tienen las mujeres en los ataques intrafamiliares y la injusticia en oportunidades laborales y económicas que tienen las mujeres, no solo en India, sino en otros lugares del mundo.
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