María da Conceição y su hijo, Douglas Henrique Da Silva protagonizan una hermosa historia de superación y amor incondicional que inspira a cualquiera. Esta madre de Brasil ha recorrido más de 6.000 kilómetros en los últimos años para ayudar a su hijo de 18 a alcanzar una de sus metas más deseadas.
Douglas sufre de un tipo de enanismo bastante raro pero esto no le ha impedido plantearse metas realmente ambiciosas para su vida, pues este joven planea convertirse en un reconocido juez y su madre hace todo lo posible por ayudarle a lograrlo.
Diariamente Douglas y María recorren los caminos rurales del municipio Felixlândia en Minas Gerais para llegar a la universidad donde el joven cursa su segundo período de derecho.
Desde hace 13 años que esta madre pedalea largas distancias para que su hijo tenga acceso a la educación.
Douglas mide sólo 80 cm y su condición afecta su movilidad, por esa razón es su madre quien se encarga de trasladarlo pero al tratarse de unas personas humildes y habitantes de una zona rural, la bicicleta es el único medio que María ha encontrado para llevar a su hijo.
Actualmente el joven asiste a la universidad y para lograrlo María pedalea 3 kilómetros diarios desde su casa hasta la carretera MG-259, donde toman un autobús a Curvelo, en el noreste de Minas Gerais.
Una vez en la ciudad, María toma a su hijo en brazos y lo lleva hasta el campus donde ve sus clases.
Sin duda cada día es un gran reto para esta madre y su hijo, pero por nada del mundo están dispuestos a renunciar a la meta, la cual además está impulsada por un hermoso deseo de parte de Douglas quien sólo quiere ayudar a los demás.
«Quiero ser juez porque creo que la profesión es una forma de ayudar a las personas, de luchar por una sociedad más justa y humana», dijo el adolescente.
Aunque ahora todos admiran a esta madre, María recuerda cómo en un principio muchos se oponían a su decisión por considerarla innecesaria.
“Cuando lo inscribí en pre kinder, todos estaban en contra. Dijeron que sufriría y que no podía ir solo. Pero eso no fue un problema, porque yo lo tomaría.
Sigo haciéndolo hoy. Voy, lo ayudo a ir al baño, le doy un bocadillo”, dice María da Conceição.
Ahora, la familia de María la apoya en todo. De hecho, un primo suele acompañarla hasta la carretera para después regresarse con la bicicleta a casa, mientras la madre y el joven toman el autobús hasta la ciudad.
Esta historia se hizo viral, después de que la bicicleta de la familia fue robada en el mes de enero, pero por fortuna muchos corazones solidarios se unieron a una campaña para recaudar los fondos suficientes y lograron comprar una nueva bici para ambos.
Esta madre que sólo estudió hasta el cuarto grado de primaria se ha convertido en las piernas de su hijo por más de 13 años y su historia es digna de admirar.
Vale la pena compartir esta historia y sensibilizar a otros sobre la importancia de la solidaridad y salir adelante ante las adversidades.