A pesar de que el mundo esté lleno de noticias desagradables todavía hay personas generosas y justas que con sus acciones nos invitan a creer en la humanidad.
Un ejemplo emblemática es un humilde trabajador de autobuses que, a pesar de no poseer el dinero necesario para adquirir un teléfono celular, se ha convertido en el héroe para más de un despistado que deja su teléfono móvil en los asientos del transporte.
Pero ¡vamos! Que extraviar el teléfono u algún otro objeto personal puede ser lo más común, lo que si no es tan usual es dar con su paradero pues pocas personas se animan a regresar lo encontrada. Más aún si hablamos de un objeto de valor.
No obstante, José María es totalmente diferente al común denominador. Este hombre de 48 años es de Limoeiro del Norte y hace poco más de un año se mudó a la capital de Ceará, en Brasil. El motivo fue sencillo, mejorar su condición económica y la de su esposa pero las cosas no han sido tan sencillas.
En Limoeiro José trabajaba como conductor y operador de maquinarias pesadas, un trabajo bastante rudo, pero al llegar a la capital sólo encontró vacante como barrendero en una empresa de limpieza de autobuses. Como el trabajo no deshonra a nadie, José no lo pensó y aceptó el empleo.
“Soy del campo, aquí vivo solo con mi esposa. Con un año y seis meses llegamos a Fortaleza, había un mal trabajo y un amigo me llamó para trabajar aquí”, comentó José María.
Sin embargo, hasta la fecha su situación no ha mejorado mucho pues aún no ha podido ni comprar un teléfono móvil para su uso personal. Pero eso sí, los teléfonos ajenos parecen perseguirlo.
En su empleo ha encontrado diversas cosas extraviadas y entre ellas cinco teléfonos móviles que ha podido regresar a sus dueños.
El último teléfono que encontró tenía un valor de más de 1.500 reales (376 dólares) y excedía incluso su propio sueldo.
“Este fue el quinto teléfono móvil que encontré, los otros que encontré fueron en mi ciudad. Iba en mi bicicleta y hallé un teléfono perdido en la calle”, relató José María.
El hombre no sólo regresa los artículos encontrados en los autobuses que limpia, sino en la propia calle. Las sombrillas, bolsas y carpetas parecen ser de los objetos que las personas olvidan con mayor frecuencia, además de los teléfonos.
«Me siento feliz cuando regreso algo. Algo que es de otra persona ¿Imaginas perder todo lo que tienes? Entonces, lo veo como un ejemplo, sí, es un ejemplo para mis compañeros de trabajo», comentó el humilde hombre.
José María es un gran ejemplo de rectitud y buenos valores. A pesar de su humilde condición, este hombre no desea los bienes ajenos ni las cosas que se obtienen fácilmente.
No cabe duda de que el trabajo honesto es su insignia y seguro la vida lo premiará en algún momento por su buen comportamiento. Mientras seguirá viviendo con su conciencia limpia y en paz.
Comparte esta noticia y dales a todos el gran ejemplo que inspira este hombre. El hurto nunca será una opción para él, ni bajo la excusa de habérselo encontrado ¡Este es el modelo que el mundo necesita, compártelo!