Muchas familias no cuentan con los recursos necesarios para poder hacer frente a las clases virtuales establecidas por la pandemia. Tal es el caso de un humilde padre, llamado Edilson, quien acudía 3 veces por semana a la escuela de su hija, a pie, para descargar el contenido para estudiar en casa.
La pequeña, Nataly Santos da Silva, de 11 años, es residente de Arujá, Brasil, y jamás imaginó que recibiría un gran regalo que cambiaría para siempre el rumbo de su educación, tras darse a conocer su historia.
Para facilitar la educación de Nataly, a esta familia se le entregó un paquete de banda ancha, un ordenador portátil y un teléfono con acceso a Internet por un año.
«Es espectacular. Estas donaciones que la gente está haciendo me están ayudando mucho», afirma el padre.
Edilson tiene un rancho de caballos, pero vio a sus clientes desaparecer cuando comenzó la cuarentena. No tenía dinero para pagar las clases a distancia de su hija en Internet, a la que ha criado solo desde que su esposa murió de un aneurisma.
La donación recibida fue una iniciativa de una empresa de telecomunicaciones, que quedó conmovida por los esfuerzos del padre. En total, 21 voluntarios se unieron a la empresa y se esforzaron por ayudar a la familia.
Edilson también recibió como regalo una herramienta de jardinería
Sin duda, el esfuerzo de esta familia merecía ser recompensado. Edilson tenía que caminar más de una hora para buscar conexión de Internet en la escuela que se mantiene abierta para las familias que no tienen tal servicio; mientras que Nataly debía estudiar en un teléfono con pantalla rota.
Esta situación, además, ha hecho que el padre, que solo estudió hasta cuarto grado, muchas veces sea maestro y otras alumno de su hija.
“A veces se convierte en mi maestra, no sé algunas cosas y ella me enseña”, comenta el padre.
Detrás de este inocente juego de la maestra y el alumno hay un gran sueño, la niña entrena con su padre lo que quiere para el futuro: ser maestra, un objetivo que es motivado por su humilde padre que desea que su pequeña logre todo lo que él no pudo.
“Quiero que ella vaya más lejos. Donde no pude alcanzar, quiero que llegue”, afirma el padre.
No cabe duda de que ningún sacrificio es demasiado grande cuando se trata de apoyar a los más pequeños para que puedan alcanzar todos sus sueños, porque todos los niños merecen tener la oportunidad de lograr grandes cosas.
No te vayas sin compartir esta inspiradora historia con todos tus amigos y recuerda que no hay nada más importante que la familia.