Aunque parezca que cada día estamos frente a sociedades más avanzadas gracias a los diferentes progresos tecnológicos, la verdad es que aún quedan sepas notables de las diferencias sociales que pueden existir entre un sector y otro de la ciudadanía.
Muchos países de Latinoamérica son un verdadero crisol cultural, pero problemas como el analfabetismo dejan al descubierto que las diferencias sociales suelen estar bastante marcadas.
Sin embargo, hay unos seres excepcionales que siempre apuestan por la igualdad y la justicia.
A pesar de su tamaño y de no poseer cargos de poder, con mucho amor están dispuestos a cambiar las realidades más duras. Un ejemplo claro de esto es una pequeña de 9 años que ha decidido convertirse en maestra para enseñar a escribir a leer a un hombre analfabeta de 68.
Bárbara Matos Costas es apenas una estudiante de primaria pero eso no ha sido impedimento para educar al humilde vendedor de helados de su escuela, Francisco Santa Filho.
Francisco es conocido popularmente en la comunidad como «Zezinho» y desde los 12 años ha vendido paletas a las afueras de la Escuela Diocesana, un instituto privado en la ciudad de Crato, Ceará, Brasil.
Con una historia bastante dura, el humilde hombre no tuvo la oportunidad de alfabetizarse hasta ahora.
Con mucho amor y paciencia, Bárbara dicta clases particulares a vendedor cada vez que sale de la escuela. El hermoso gesto de esta pequeño ha conmovido a todos y la psicopedagoga de la institución, Risélia Maria, decidió compartir en las redes sociales una emotiva fotografía de la pequeña docente y su gran alumno.
“A veces escribo una palabra en palabras pequeñas para descubrirla, como ‘paleta’ y ‘amor’. También puse el alfabeto para que él lo armara”, dijo la pequeña sobre sus métodos de enseñanza.
Esta es la emotiva foto que ha conmovido a todos.
La vida de Francisco ha transcurrido vendiendo paletas en la escuela pero nunca había tenido acceso a la educación hasta el día de hoy. Gracias al gesto de la pequeña, los directivos del plantel han decidió cooperar en la enseñanza del hombre.
“Cuando vi la escena de esta estudiante enseñándole, me conmovió mucho. Lo vi como un aprendizaje para mí como educadora.
Nos correspondía a nosotros haber tomado la iniciativa de enseñarle a leer y escribir, ya que ha estado vendiendo paletas durante muchos años en la escuela. Yo misma soy una ex alumna en la escuela y fui su “clienta” en mi infancia. He estado enseñando por más de 30 años. Necesitaba ser testigo de esa escena para reflexionar”, comentó Risélia María.
Parece que el hermoso gesto de esta pequeña ha logrado motivar a los adultos, quienes ahora están dispuestos a ayudar al humilde vendedor.
Con el impacto que ha tenido la historia, los directivos están reuniendo un material didáctico para la educación de Francisco, quien se siente feliz porque ya sabe escribir su nombre.
Por su parte, Bárbara sueña con ser veterinario o maestra y, aunque no sabemos si se decida por una u otra profesión, lo que nos queda claro es que la vocación por la enseñanza la lleva en sus venas. Además de tener un gran y generoso corazón.
Este es el tipo de historias que merecen ser compartidas. Enséñales a tus amigos que si esta pequeña pudo transformar la vida de este hombre, nosotros también podemos hacerlo por aquel que lo necesite ¡Comparte e inspira!