Para Kirsti Clark, de 28 años, y su esposo Christopher Clark, de 29 años, ambos de Escocia, un día que parecía ser inolvidable por las razones equivocadas, terminó siendo una terrible pesadilla, en el que casi pierden a su bebé de 3 semanas de nacida.
La pareja había realizado un viaje familiar, junto a la pequeña Harper y a su hija Malena, de 3 años de edad. Tras un día excepcional, se dispusieron a volver al hogar en su auto, para lo que acomodaron a sus hijas en sus asientos para el auto respectivos.
No contaron con un atasco en la avenida, así que el viaje duró mucho más de lo previsto. Kirsti, por su parte, supervisaba todo el tiempo a las pequeñas para que todo estuviera bien.
El viaje duró alrededor de 1 hora y 45 minutos, hasta que finalmente llegaron a su hogar, pero la hora de dormir de Malena había pasado ya. Así que pensaron que no pasaría nada si dejaban a Harper unos minutos más en su asiento para el automóvil, la bajaron sujeta al asiento, mientras acostaban a Malena.
Pasaron 15 minutos más hasta que la fueron a sacar de su asiento
Pero de repente se encontraron con la escena más horrorosa, la pesadilla de todo padre. Los labios de Harper se habían vuelto azules, su mandíbula estaba apretada y hasta salía espuma blanca por su boca y por su nariz.
De inmediato, supieron que la vida de su hija corría peligro, y que era cuestión de segundos mantenerla con vida. Y rápidamente la llevaron a Urgencias del hospital.
«Mi esposo sacó a Harper y la puso sobre sus rodillas, pero parecía que no podía ponerse cómoda, la acostó y vimos que estaba totalmente rígida», dijo Kirsti en un afán por advertir a tantos padres del peligro.
Afortunadamente, apenas llegaron al hospital los médicos entendieron lo que le sucedía y la asistieron de inmediato aplicándole una RCP. Enseguida la advertencia más devastadora de los médicos los golpeó por completo:
«Dejar a los bebés por más de una hora en un asiento de automóvil puede dejarlos en riesgo de sufrir privación de oxígeno», dijeron los médicos tras haberle salvado la vida a Harper.
La pequeña había sufrido una convulsión como resultado de la caída de sus niveles de oxígeno. Y el aumento repentino de oxígeno, tras haberla acostado en el suelo, le hizo entrar en shock.
Kirsti ahora aprovecha toda ocasión que puede paraa advertir a los padres del real peligro que supone no saber de los riesgos de los asientos de automóvil para bebés. «Nadie nos había dicho nada», dijo.
«Obviamente, habíamos escuchado sobre no mantener a los bebés en asientos de automóvil durante la noche porque causa una curvatura de la columna vertebral, pero jamás algo como esto«, escribió Kristi.
Además contó que ya había hecho un viaje largo con su hija mayor cuando era bebé y no pasó nada. A ella le habían dicho que esa era una precaución especial para bebés preamturos, pero Harper ya pesaba 3,6 kilos.
«Después de que entendiéramos que esa era la razón, Christopher y yo nos sentimos muy enojados con nosotros mismos, sentimos que casi matamos a nuestra bebé. Fue horrible».
«Solo dos horas en un asiento de auto y podríamos haberla perdido, es aterrador», insistió.
Finalmente pidió encarecidamente a los padres que no dejen de vigilar a sus bebés.
“Cuida a tu bebé y conoce a tu bebé. Si piensas que algo no marcha nada bien, llévalos directamente al hospital».
Fue una bendición que a Harper los médicos hayan podido salvarle la vida, pero no todos los padres corren con igual suerte.
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