Traer a un bebé al mundo para muchas mujeres es un sueño hecho realidad, es la oportunidad de ofrecerle todo su amor a un pedazo de su corazón que late fuera de su pecho.
La maternidad es celebrar el milagro de la vida y llevar en el vientre o en su corazón, en el caso de las que adoptan, a un ser que depende de sus cuidados acompañándolo a crecer.
La crianza de un hijo es una responsabilidad muy importante, no es una decisión fácil de tomar porque demanda tiempo, amor y exige que los padres sean plenamente conscientes de cómo cambiará su vida para siempre.
Muchísimas personas reciben el regalo de tener un hijo sin esperarlo, y otras albergan el deseo de entrar al mundo de la paternidad.
El vínculo entre un padre y un hijo, especialmente entre la madre, es uno de los más especiales.
Nada puede romper la conexión que hay entre ellos desde la gestación, y los primeros meses de vida del bebé se establece el apego que determinará su seguridad, autoestima y sus relaciones en el futuro.
A pesar de que las madres velan por sus pequeños, y les enseñan a descubrir el mundo a su alrededor, los bebés también les transmiten muchas lecciones.
Y en ese primer encuentro, en la primera mirada entre una madre y su hizo se produce un estallido de emociones que convierten ese momento en uno de los que recordarán para siempre.
La mayoría lo describe como la única cita a ciegas en la que conocen el amor verdadero, un amor que jamás se extingue y que se fortalece cada vez más.
Dicen que ese bebé que tardó meses gestándose en el vientre de la madre ya la había elegido mucho antes. La creencia de que el alma de los bebés ya ha elegido a sus madres antes de estar junto a ellas confirma que ese lazo de amor jamás se rompe.
Se trata de mucho más que casualidad y genética, pero realmente los bebés eligen a sus madres antes de llegar al mundo.
Tu hijo te eligió para que su alma estuviera unida a la tuya para toda la eternidad, lo amas con todo tu ser y tienes una conexión inexplicable con él. Cuando el sentimiento es tan inmenso que no alcanzan las palabras para describirlo es porque hay una unión de almas de este tipo.
Y las almas de quienes se aman de esa manera permanecen unidas para siempre, incluso más allá de la vida.
Tu bebé te eligió antes de nacer
La crianza de un hijo no es una tarea simple, es una misión de vida que se cumple con el acompañamiento, la guía, el amor y la seguridad que se le transmite a los niños desde su primera infancia.
Los padres, cuando están presentes acompañando a su pareja, y ven crecer su vientre en la gestación, también sienten ese amor para el que no hay explicación por su bebé.
Ellos sienten una fuerza especial que los une a ese ser que, aunque no lo puedan ver ni tocar, ya aman con todo su corazón.
El propósito de la vida es disfrutar de las pequeñas cosas y encontrar en ellas la felicidad, siendo agradecido, los hijos eligen a sus padres para acompañarse en ese proceso.
Si eres padre, no permitas que las adversidades te opaquen la luz, brilla con la gratitud de tener el amor de una familia, tus sentidos, la oportunidad de disfrutar de la naturaleza y sus regalos.
Pero sobre todo, disfruta a plenitud cada momento con tus hijos, y son pequeños recuerda que es una etapa crucial para su salud emocional en la vida adulta. Míralos con ojos de comprensión y amor infinito, no exijas más de lo que su capacidad neurológica y cognitiva a su edad pueden dar.
Eres tú quien se debe adaptar a su ritmo y acompañarlo, no él al tuyo. No tienen madurez emocional, no saben regular sus emociones, su seguridad, su autoestima, su proceso de aprendizaje y manera de gestionar la frustración, la tristeza y de reconocer lo que sienten depende de ti.
Aunque a veces sientas que no lo estás haciendo bien, siempre ten la confianza de que das lo mejor de ti y de que tus hijos te miran como inspiración, como ejemplo.
Ser padre es un regalo precioso, agradece cada segundo esa bendición que has recibido.