Lyla Stensrud nació en 2014 y llegó al mundo haciendo historia: había cumplido tan solo 21 semanas y 3 días de gestación, por lo cual se convirtió en el bebé más prematuro del mundo registrado en lograr sobrevivir. Lyla nació con serios problemas de respiración, pero su madre luchó y le suplicó a los médicos que la resucitaran y lucharan por su salud.
Lyla vive con sus padres en la ciudad de San Antonio en Texas, Estados Unidos.
Ahora, 4 años después, su madre ha decidido compartir su historia. Su pequeña se encuentra completamente sana y es una verdadera prueba de que jamás hay que dejar de luchar por la vida. Courtney había tenido un primer embarazo completamente saludable, así que ninguno de sus médicos podía imaginar que su segundo embarazo sería de alto riesgo.
Hasta ahora la madre de Lyla había mantenido confidencial toda la información referente a su bebé.
Todo cambió bruscamente cuando se realizaron las pruebas de su semana 20. Los exámenes revelaron que su cuello uterino tenía más de 2 centímetros de dilatación, algo que sólo sucede en el noveno mes de embarazo. Courtney fue enviada a Emergencias, la mantuvieron en observación pero finalmente fue enviada a su casa. Unos días más tarde comenzó a sentirse muy débil.
“Tenía 20 semanas y media de embarazo y desperté en una piscina de sangre”.
Los siguientes días continuaron siendo muy duros y finalmente cuando estaba de 21 semanas y 4 días de gestación sintió que ni siquiera tendía fuerzas para poder levantarse.
“No me sentía bien, así que me agaché y sentí como la bebé tomó mi dedo. Diez minutos después Lyla había nacido”.
La pequeña Lyla nació pesando tan solo 410 gramos y medía 25 centímetros de largo. Sus probabilidades de lograr sobrevivir eran terriblemente bajas. Sin embargo, su madre nunca dejó de luchar porella. Al momento de nacer la pequeña emitió apenas un leve llanto: tenía problemas para respirar porque sus pulmones no estaban formados.
La pequeña Lyla estuvo en ventilación mecánica durante 56 días.
Pocos minutos atrás, en el momento del parto, un médico entró a la habitación y le explicó a Courtney que si llegaba a ser necesario lo mejor sería no resucitar a Lyla, ya que los bebés nacidos tan prematuramente no tenían muchas probabilidades de lograr sobrevivir.
“Yo la estaba sosteniendo cuando todavía tenía el cordón umbilical y le supliqué al doctor que lo intentara”.
Fueron unos primeros días muy difíciles. Courtney iba todos los días a acompañar a su pequeña y no se separaba de su lado. Finalmente, después de 126 días, Lyla fue dada de alta.
Durante el primer año sus padres tenían que llevarla cada semana a la consulta de algún especialista, pero poco a poco se dieron cuenta de que su pequeña luchadora se encontraba realmente a salvo.
Lyla tuvo que ser alimentada por vía intravenosa los primeros meses de su vida.
Hoy en día es una niña saludable y feliz. Es un poco más pequeña que los niños de su edad pero ha logrado vencer todas las estadísticas. El único problema que ha tenido durante su crecimiento es un retraso en el habla, pero sus padres se encuentran optimistas sobre su desarrollo.
“Es una niña normal que ama jugar con su hermano e interactúa con otros niños”.
Celebramos el duro camino que esta dulce bebé ha logrado recorrer. No cabe duda de que se trata de una luchadora que seguirá creciendo fuerte y saludable. ¡Nunca hay que perder la esperanza!
Te animo a compartir la emotiva historia de Lyla, que sin duda podrá ayudar a muchas otras familias que se encuentran en una situación similar.