Un bebé es el ser más especial, indefenso y puro que puede existir. Sencillamente, los pequeños son la mejor versión de la humanidad y no hay nada más hermoso que su bella sonrisa capaz de iluminar todo a su alrededor.
La bebé Kyara Lis se aferró a la vida y ocurrió un auténtico milagro
La pequeña nació con una extraña enfermedad degenerativa llamada atrofia muscular espinal (AME), la cual le causaba dificultades para respirar, comer por sí misma e incluso caminar.
Para la AME solo existe una medicina que es la más costosa del mundo y únicamente es efectiva cuando se suministra a los niños antes de sus dos años
Pero la misión no sería nada sencilla: debían reunir 2 millones de dólares para poder comprarla.
Fue en noviembre del año pasado que se logró obtener la cantidad de dinero necesaria y se le proporcionó de inmediato la medicina a la bebé. Su madre, la abogada Kayra Rocha, vio con felicidad la reacción de su hija al tratamiento: la mejoría fue inmediata.
La condición de Kayra ha mejorado rápidamente después de recibir la medicina cuando tenía 1 año y 3 meses de edad
El gran milagro fue posible mediante la recaudación de fondos encabezada por la familia de la bebé, la cual reunió un millón de dólares. Mientras que la otra mitad del importe total fue aportada por el Superior Tribunal de Justiça (STJ).
La acompañaron sus padres y sus tres hermanas; ella sintió por primera vez la arena en sus pies.
Desde que se le ha suministrado la medicina, Kayra no ha dejado de vivir nuevas experiencias que su padre, Ovídio Rocha, ve como auténticas muestras de libertad.
Ya comenzó a gatear y también ha conseguido ponerse de pie por sí misma.
“Antes de Zolgensma, cuando Kyara tenía la barriga hacia abajo, ni siquiera levantaba la cabeza. Unos días después de la medicina, comenzó a darse la vuelta.
Gatea, da pasos laterales, levanta los brazos sin limitaciones. Ella se desafía todos los días», dice la madre.
Ha comenzado a tener nuevos movimientos y a aprender a hablar
Ahora, la familia de la bebé ha recobrado la fe y la esperanza, confiando en que continuará mejorando su salud y muy probablemente en dos años conseguirá ir a la escuela como todo niño normal.
«Aún no sabemos si tendrá alguna discapacidad o limitación.
Ella descubre movimientos todos los días. La semana pasada, Kyara aprendió a decir adiós.
Son movimientos simples, pero antes no podía hacerlo. Ha ido evolucionando”, celebra su padre.
Para aumentar la mejoría en Kyara, la pequeña suma a su medicación sesiones de fisioterapia, natación y tiene el acompañamiento médico de una enfermera las 24 horas del día.