Ben Moser, un chico como muchos que terminó su secundaria, cumplió su promesa de llevar a Mary Lapkowicz, una chica como tantas que siempre quiso ir acompañada de un apuesto galán, a su fiesta de graduación.
Sin embargo, ni Ben es un chico común, ni tampoco Mary lo es.
Ben conoció a Mary hace varios años atrás y siempre la protegió y cuidó como una hermana menor. A tal punto que le prometió que el día que se graduara la llevaría a ella a su fiesta de graduación.
Mary, siempre tuvo un cariño muy especial por Ben, porque a pesar de haber sido diagnosticada con Síndrome de Down, eso no impidió en absoluto que su amigo la tratara como una amiga más por la que también sentía un profundo afecto.
Ben nunca olvidó su promesa, y al graduarse, no dudó ni un instante en pedirle a Mary que lo acompañara. La alegría de ella fue tan grande que aceptó sin pensarlo, lo que generó que Ben alcanzase su máxima felicidad, porque no sólo se graduaba, sino que también podría ir acompañado de una amiga tan especial a su fiesta.
Es fácil darnos cuenta del buen corazón y de la calidad humana de Ben, y del enorme cariño que se tienen estos chicos. Él siempre consideró a Mary como una chica muy dulce a la cual es muy difícil no querer. Y ella siempre lo consideró como su amigo y protector, además del chico que prometió llevarla a la fiesta de graduación.
Tom, el hermano de Mary cuenta que muchos niños se alejaban de ella por su condición, pero Ben, siempre estuvo a su lado. Su premisa fue la inclusión: Ben siempre la incluyó en todo. En los recreos, en partidos, en eventos. Para él, Mary siempre fue una chica especial, pero no por su condición, sino por su corazón y su cariño.
En tiempos donde el egoísmo y la frivolidad campean en nuestras vidas reales y virtuales, este es un ejemplo de que todavía hay jóvenes llenos de humanidad y de amor, para los que no existen las diferencias, mirando el vaso siempre medio lleno.
Ojalá esta historia pueda inspirar a más jóvenes (y no tan jóvenes) a buscar otros caminos de tolerancia, inclusión y respeto por los demás. Porque cuando actuamos con esos valores podemos lograr sonrisas como la de Mary, que aseguran, fue la sonrisa más hermosa de la fiesta de graduación.
Comparte esta historia con amigos y familiares para que sientan el orgullo y el regocijo que nos causan estos jóvenes, que nos hacen pensar que un mundo mejor, sí es posible.