Los milagros de amor definitivamente existen y esta pequeña es una prueba fiel de ello. Nació con tan sólo 25 semanas, pesó aproximadamente medio kilo y desafió toda probabilidad de vida.
Cuando Brodie Soster, se encontraba disfrutando de unas vacaciones en Nueva Zelanda durante el mes de octubre del año pasado, tenía 25 semanas de embarazo y a tan sólo 2 días de su regreso a casa, en Brisbane, Australia, sufrió de fuertes dolores de vientre.
Esas vacaciones terminaron dramáticamente con una amenaza que casi les cuesta la vida a ambas.
Para ese momento Brodie tenía 34 años y le diagnosticaron tipo de pre-eclampsia poco común. Requirió atención médica inmediata.
Fue recluida en un hospital para su tratamiento. Los médicos determinaron que el bebé tenía 15 días aproximadamente que no estaba creciendo.
Le administraron esteroides con la finalidad de mantener a la bebé por más tiempo en el vientre de su madre.
Se trataba de un feto que estaba por debajo del desarrollo normal. Sin embargo, los esfuerzos resultaron en vano y fue necesario practicarle una cesárea de emergencia para sacar a la bebé y así evitar que ambas perdieran la vida.
Esta pequeña llamada Billie, finalmente nació en un hospital de Christchurch el 4 de octubre con muy poca probabilidad de vida.
Realmente esta familia vivió días de angustia. Esta madre estaba lejos de su hogar, no contaba con las personas cercanas para recibir el apoyo que estaba necesitando.
No tenía ingresos, para complicar su situación económica, se le sumaba una hipoteca que pagar y la vida de su bebé estaba bajo estricta observación durante un largo período de tiempo.
La pequeña Billie día tras día se aferró a la vida demostrando una lucha incansable apoyada por el amor de quienes estaban a su lado.
Después de 200 días en cuidados intensivos neonatales del hospital de Nueva Zelandia, esta pequeña está preparada para viajar a su hogar en Australia.
Brodie, comenta que lo más importante era mantener a su hija caliente durante los meses de invierno para evitar alguna complicación.
Los pulmones de esa pequeña debían lo suficiente para prescindir de la dependencia del respirador artificial y del tubo de alimentación.
Esta madre siente un profundo orgullo por su pequeña. Es realmente una bendición y un verdadero milagro de amor. Billie superó un diagnóstico nada alentador, logró sobrevivir, amantar, sus ojos, su cerebro, sus oídos están perfectos.
Esta madre comenta que se siente muy afortunada por haber traído al mundo a una excelente guerrera que no conoció los límites para alcanzar y abrazar la vida.
Comparte la historia de Billie, quien regala una enseñanza al mundo de lo que significa nunca rendirse a pesar de tener muchas cosas en contra.