Especialistas de la salud se encuentran trabajando para informar sobre las medidas para prevenir el COVID-19. Sin embargo, no hay palabra que sea suficiente para sobrellevar la partida de nuestros seres queridos.
Mary Agyapong era una dedicada enfermera que estaba en sus últimos meses de embarazo cuando comenzó a presentar problemas respiratorios.
Mary apenas tenía 28 años de edad cuando enfermó.
Desde los primeros meses de su embarazo, los médicos detectaron que Mary estaba sufriendo de anemia. Su esposo pensó que lo mejor para su salud sería tomarse las cosas con calma; pero ella estaba decidida a dar lo mejor de sí y ayudar a todos sus pacientes.
Mary era una enfermera que se especializaba en pacientes con diabetes.
Hacia su último mes de embarazo comenzó a sentir que algo no andaba del todo bien. Sin embargo, en el hospital le negaron hacerle una prueba de coronavirus. Sólo la estaban haciendo a aquellas personas que mostraran síntomas muy fuertes.
“Cada día que pasaba era peor. Apenas tenía energías para bajar a la sala de estar. Tenía que ayudar a bañarla. Tosía mucho, pero en las noticias decían que la tos debía ser seca para sospechar de coronavirus”, dijo Ernest, su esposo.
Un día, su pareja la encontró sin fuerzas en la cama. La pobre Mary no contaba con fuerza alguna para respirar y le pidió a su esposo que llamara a una ambulancia. Desde entonces, la situación no hizo más que empeorar.
Mary vivía con su familia en la ciudad de Bedford en Inglaterra.
Los médicos recomendaron que lo mejor sería hacer una cesárea para adelantar el nacimiento de la bebé. A lo largo de todo el proceso, Ernest y el hijo mayor de ambos no podían ir al hospital porque en efecto Mary había dado positivo para coronavirus.
“La bebé nació a medianoche el 7 de abril. Mary nunca pudo sostenerla en sus brazos y yo tuve que quedarme afuera en el auto rezando”, recuerda Ernest.
Tan sólo cinco días después, Mary perdió la vida, la tragedia no venía sola, unos días atrás su propio padre también había perdido la vida por coronavirus. Ella no lo había visto desde finales de enero y nunca supo lo que le sucedió.
Ahora, Ernest permanece en casa cuidando de sus dos hijos y su único consuelo es tratar de buscar respuestas para sobrellevar un momento tan doloroso.
“Ella estaba embarazada. No sé si le dieron equipos de protección adecuados. ¿Por qué tardaron tanto en hacerle la prueba?”, se pregunta Ernest.
La comunidad de enfermeras realizó un homenaje especial en la calle con unos minutos de silencio para rendir homenaje a Mary. Acompañamos a su familia en estos momentos tan dolorosos y esperamos que sus hijos AJ y la pequeña Mary puedan crecer escuchando historias sobre la valiente mujer que fue su mamá.
Mary y muchas otras personas del área de salud se han convertido en los héroes de la lucha contra el coronavirus. Comparte esta nota para dejar en alto su memoria.