La educación es sin duda la mejor manera de acabar con la pobreza, pero sus resultados pueden no ser inmediatos y por eso muchos gobernantes prefieren poner resistencia ante la posibilidad de invertir para un asunto que dará frutos en el futuro.
Sí, puede que el asunto suene mediocre pero en sistemas autoritarios esto es más que real.
Por fortuna un hombre, que nada tiene que ver con el gobierno sino que se dedica al arte, decidió darle la vuelta a los problemas de su comunidad y ha logrado una transformación brillante en el futuro de millones de niños.
Se trata del fotógrafo GMB Akash, quien decidió cambiar una realidad que afecta a 4 millones de niños en Bangladesh.
Durante más de 17 años, Akash ha estado documentando a través de su lente la dura realidad de algunos niños. Las miradas de esos pequeños conmovieron sus fibras más sensibles, así que decidió hacer algo por ellos más allá de la denuncia y fue hasta la raíz del problema.
La pobreza que se vive en el país asiático orilla a los padres a dejar que sus hijos trabajen para poder sobrevivir.
Akash buscó el modo de generar un verdadero cambio frente al trabajo infantil y, como “a la gente que obra bien, le va bien”, el destino se alineó para que el propósito de este artista se cumpliera.
Una fotografía lo hizo ganador del premio World Press Photo en 2006 y con el dinero recaudado decidió cambiar la vida de estos pequeños.
Con esta imagen denunció los abusos a los cuales son sometidos muchos niños.
Gracias a su trabajo documental, Akash obtuvo la atención necesaria para darle un vuelco al mundo de estos pequeños. Su estrategia consistió en generar plazas de trabajos para los adultos.
“Para sacar a los niños de las fábricas y alfarerías, necesitaba que los padres ganaran suficiente dinero para mantener a la familia y lograr que los niños fueran a la escuela”, resaltó.
Akash ya ha ayudado a establecer 150 negocios para 150 familias diferentes.
De algún modo el hombre genera oportunidades para los padres de familia que pueden ser beneficiados con vacas productoras para que puedan ingresar en el negocio de venta de leche. Los beneficiarios también pueden recibir vehículos Tuk Tuk para que se conviertan en chóferes.
Sus hijos son quienes están más agradecidos.
Pero la generosidad de este hombre no tiene límites. Akash no sólo genera trabajo, sino que beneficia a las familias con ropa y nutrientes para los más pequeños cada año.
Además de eso, el documentalista gráfico también creo una escuela en su ciudad natal Dhaka, la capital de Bangladesh.
El cambio de estos pequeños es sorprendente.
La institución comenzó con una matrícula de apenas 30 niños y ha crecido como la espuma.
“Vienen de ocho pueblos pobres en las afueras de Dhaka, donde viven familias de trabajadores que nunca antes habían recibido educación. […] Actualmente hay 160 niños pobres que reciben educación casi gratuita hasta el quinto año.
Debido al aumento en el número de estudiantes, ampliamos el edificio. Hay diez profesores empleados que reciben salarios mensuales y también formación. Estos niños serán la primera generación en recibir educación en esta región”, explica.
Akash encarna el rostro de un hombre que lucha fervientemente contra la pobreza y a través de su trabajo fotográfico espera seguir sumando voluntades para ayudar a los más desprotegidos. Su lucha contra el trabajo infantil no ha terminado y está cada día más comprometido en acabar con esta tragedia que sufren tantos niños.
Los niños tienen derecho a la educación y a una vida sana, comparte el ejemplo de este artista y que el mundo conozca su admirable trabajo.